Hace unas semanas en una de nuestras reuniones de trabajo para Huacavelica, comentamos sobre cine, y sobre las películas que habíamos visto recientemente, así como alguna otra cuyo estreno esperábamos con ilusión, pues habíamos oído hablar muy bien de ella. Efectivamente, varias de nosotras acudimos al estreno de ENCONTRARÁS DRAGONES. Expongo aquí mi opinión de la película.
Me parece que es un film intenso, con un ritmo que no decae ni se pierde en meandros, sino que se ciñe a los elementos constitutivos de la trama. No hay escenas gratuitas: cada una de ellas tiene un significado y un sentido, dentro del total de la historia, construida con personajes reales (San Josemaría, Pedro Casciaro, José Jiménez Vargas y algún otro que no recuerdo) y otros ficticios.
Pivota sobre tres personajes centrales, si dejamos a un lado a lldiko, aunque esta sea el eje central, alrededor del cual gira la historia de amor por ella de Oriol, el revolucionario convencido, generoso y auténtico y Manolo Torres, mezquino, envidioso y vengativo, que se mete en una espiral de odio y venganza.
Paralelo a estos discurre la vida de Escrivá, Fundador del Opus Dei, y tercer personaje central, de quien se describe su ambiente familiar y primeros años de vida hasta su huida a Andorra durante la guerra civil española. Manolo y Josemaría habían mantenido cierta amistad en su niñez y primera juventud, llegando a coincidir en el Seminario, que Manolo abandona al poco tiempo.
A los tres, los sucesos de esta guerra les influyen de manera distinta y les llevan a tomar posturas opuestas. Oriol y Torres se encuentran en bandos distintos. Sin embargo San Josemaría transmite la idea - ilustrada con sus palabras y su propia vida - de que todos los acontecimientos de la vida, incluso los dramáticos y propicios al odio y la venganza, pueden ser traspasados y trenzados con la caridad hasta conducirlos al núcleo de un objetivo vital: el amor de Dios, que incluye de forma irremediable al amor a los demás - independientemente de sus creencias, o tendencias políticas - y por lo tanto a la comprensión y al perdón.
Porque lo que él ve en los seres humanos es su capacidad de trascendencia, por lo tanto su dignidad y libertad personal. No distingue entre amigos o enemigos, ni buenos ni malos, para él todos son hijos de Dios.
Partiendo del hecho de que Roland Joffé, -director y autor del guión-es - según su propia declaración, agnóstico indeciso, asombra su capacidad de percepción de la personalidad y sensibilidad de un personaje como Escrivá.
Ha analizado hasta sus últimas consecuencias su fe, sus dudas, sus razones para creer, su mensaje de que la santidad puede ser buscada desde cualquier camino de la vida; todo ser humano puede aspirar a la santidad dentro las circunstancias de su propia vida aunque esas circunstancias sean una guerra fratricida particularmente dura y cruel. Y expone también con nitidez que su amor a Dios no está exento, sin embargo, de lucha contra sus propias dudas e inseguridades: sus propios dragones.
En mi opinión es una película que necesita ser visita dos veces. Para poder apreciar los simbolismos, las metáforas, los muchos detalles intencionados que no se captan en una sola visión, entre otras cosas, porque la acción y el ritmo son tan intensos que, aunque se sea consciente de que hay mensajes en ciertas imágenes o detalles, pueden pasar inadvertidos dentro de la absorción del conjunto. Y son esos pequeños guiños los que hacen a la película redonda, absorbente, y sorprendente.
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