MUELLE DE ARRILUCE.GETXO.VIZCAYA. ACUARELA DE PALOMA ROJAS

lunes, 18 de febrero de 2013

CARLOS V, continuación




Apuntes recogidos de las clases de D.Luis Crovetto.

Las guerras contra Francia

Los motivos de enfrentamiento eran sobre todo de orden territorial, Francisco I reclamaba Navarra y el Rosellón mientras que Carlos V defendía su derecho a Milán y Borgoña, pero en el fondo lo que se dirimía era una cuestión de hegemonía europea.
Las dos primeras guerras ocupan el decenio 1521-1529 y salvo en su fase inicial con el intento francés sobre Navarra, que fue rechazado, toda la acción se desarrolló en Italia. La manzana de la discordia fue el ducado de Milán, viejo feudo imperial y nudo de comunicaciones ente los núcleos latino y germano del Imperio de Carlos V.
Los imperiales ocupan por sorpresa el ducado y los franceses pretenden recuperarlo. 
Francisco I de Francia
Francisco I organiza un ejército tras otro que atraviesa los Alpes y es sistemáticamente derrotado en las campiñas lombardas. Militarmente la combinación de la infantería pesada alemana -  Lansquenetes y Piqueros y la ligera española -  Arcabuceros y Ballesteros -  se impone a los ejércitos franceses, más lujosos que prácticos. 
Lasquenetes
                                                                  Ballesteros

Arabuceros y Piqueros
La caballería, base del ejército francés se muestra impotente ante las armas de fuego, pero Francia, país próspero y más homogéneo que los dispersos estados del emperador rehace una y otra vez sus maltrechas fuerzas y acaba poniendo a las fuerza imperiales al borde del agotamiento. Bajo esta situación se da la batalla de Pavía  en febrero de 1525. 
Batalla de Pavía
Más  importante que por la victoria en sí, este triunfo hace prisionero a  Francisco I. El rey de Francia es conducido a Madrid y tras laboriosas negociaciones se llega al Tratado de Madrid en enero de 1526 en el que Carlos V no acierta en los términos porque intentó seguir un camino intermedio entre los que le aconsejaban una actitud generosa para ganarse la amistad de Francisco I y los que propugnaban una máxima exigencia; esto hace que a fin de cuentas no logre casi ningún resultado. De  hecho las vagas cláusulas del Tratado de Madrid eran papel mojado ya que Francisco I, una vez libre, no pensó más  que en la revancha; se había ganado la guerra pero se había perdido la paz.
Tratado de Madrid firmado entre Carlos V y Francisco I
Muy pronto comienzan  las hostilidades: la Liga Clementina o de Cognac representa un intento por parte de los príncipes italianos y de Papa Clemente VII a la cabeza, de sacudirse la hegemonía imperial con la ayuda de Francia. Los imperiales no tuvieron dificultad para controlar los estados italianos, incluyendo los pontificios, con el episodio del "saco de Roma" en 1527, llevado a cabo por los mercenarios como compensación por la falta de pagas, pero se está a punto de perder Nápoles atacado por los franceses y a donde no se podían enviar refuerzos porque el marino Andrea Doria, aliado de los franceses, controlaba las rutas del mar. 
Andrea Doria
La defección de Doria que paso al bando imperial, hizo cambiar la situación. Nápoles fue reforzada y los españoles pasaron a la ofensiva, pero el Emperador tiene que pactar la paz porque aparecen nuevos frentes. Por una parte la Dieta de Spira en 1529 hacia necesario el envío de tropas a Alemania para luchar contra los príncipes luteranos y la avalancha turca por el Danubio, después de la derrota de Luis de Hungría en Mohacz en 1526, se precipitaba en esos momentos sobre Viena.
Luis de Hungría en Mohacz
En esta circunstancias se llega a La Paz de Cambrai o de las Damas llamada así porque fue firmada por Luisa de Saboya madre de Francisco I y Margarita de Austria, tía de Carlos V en la cuidad de Cambrai el 5 de agosto de 1529, por la que Francia y España cansadas de luchar llegan a una paz realista. Carlos V renunciaba de momento a sus aspiraciones sobre Borgoña, pero aseguraba su dominio en Italia; esto permite al Emperador dedicarse a los dos grandes problemas  del momento: los turcos y los protestantes.
Firma de la paz de Cambrai o de las Damas

                                                                                                   Lluisa  de Saboya
Margarita de Austria

El problema del luteranismo

Los asuntos alemanes reclamaban la presencia urgente del Emperador y a penas firmada La Paz de Cambrai en 1529 envía las tropas de Milán al mando del marqués del Vasto en socorro de Viena, cercada ya por el ejército de Solimán, que no deseaba enfrentarse a la infantería española y que ordena la retirada antes de que se llegue a un choque importante. Europa se libra del ataque turco que amenazaba partirla en dos, a través de la diagonal del Danubio.
Soliman
Mucho más complicado  se  presentaba el problema de  la herejía. Carlos V durante su primer viaje  a Alemania en 1520 había visto la gravedad del movimiento encabezado por Lutero en la Dieta de  Worms, pero había creído solucionarlo con unas cuantas disposiciones condenatorias. Luego  los asuntos españoles y las guerras con Francia le habían distraído casi por completo y ahora la rebeldía luterana aparecía diez años después más extendida clara y amenazadora que diez años antes.
Lutero en la Dieta de Worms
Lutero había tenido la habilidad de hacer confluir en el suyo una serie de movimientos coetáneos: la conciencia de la necesidad de una reforma de la Iglesia que remediase los abusos y corrigiese una serie de defectos de forma introducidos poco a poco por rutina y debilidad, el sentimiento anti latino, anti romano, común a todo el pensamiento alemán, por entonces vinculado sobre todos a la corriente humanista de Melanchton y Hutten, el individualismo propio del Renacimiento, la ambición. Los príncipes, llamados a poseer -  sí la herejía  triunfaba -   los ricos señoríos de la Iglesia.
Martin Lutero
                                                                                                                     Hutten

Las doctrinas luteranas prendieron en el pueblo con facilidad porque la idea de una mayor libertad moral, como la emancipación de toda autoridad eclesiástica, resultaba atractiva para mucha conciencias.
Cuando Carlos V llega a Alemania en 1530, los protestantes, llamados así desde la Dieta de Spira, eran ya millones y se extendías por la mitad del Imperio.
Carlos V no era en absoluto intolerante. Por carácter y formación se inclinaba a la concordia y al diálogo y en el aspecto religioso, aunque fervoroso católico y de una ortodoxia de la que no se puede dudar, estaba  notablemente influido por las ideas erasmistas y deseaba reducir el brote luterano mediante el coloquio y las mutuas concesiones razonables. Como otros muchos católicos comprendía la necesidad de una sana reforma en el seno de la Iglesia. Su error fue creer que las diferencias  entre católicos y protestantes eran accidentales y que una serie de reformas externas o en puntos doctrinales no afectados por el dogma serían suficientes para atraerse a Lutero y a los suyos.
Carlos V  en la Dieta de Aubsburgo
Su política concesiva en la Dieta de Augsburgo en 1530 sorprendió a los mismos protestantes y representó en palabras de Melanchton el más glorioso de sus triunfos. El Emperador cedió cuanto pudo hasta donde su conciencia católica le permitió llegar, sin que eso permitiera alcanzar la avenencia total de los luteranos. 

Nuremberg
Otras  dietas, Núremberg y Ratisbona, trataron de llega a puntos de acuerdo entre los dos grupos, pero el Emperador se fue dando cuenta de que la cuestión no podía ser resuelta por una asamblea política y competía únicamente a los teólogos. Se  imponía la idea de un Concilio. En esto coincidían los criterios de Carlos V y el nuevo papa Paulo III, decidido partidario de proceder sin demora a la auténtica reforma la Iglesia. 

Papa Pablo III
Pero  el concepto de concilio no era el mismo para ambos. El  Emperador pensaba más en un Sínodo, una  Mesa redonda en el que luteranos, salvadas ciertas garantía  respecto al dogma y la autoridad pontificia, pudieran exponer libremente sus opinión. Para  el Pontífice, la sumisión previa los herejes era requisito imprescindible para que pudieran ser admitidos a las deliberaciones. Las discrepancias explican en gran parte las dilaciones que fueron demorando la convocatoria del Concilio, pese a la buena voluntad de ambos. Cuando al fin se reunió el tan esperado Concilió en 1545 en Trento, era demasiado tarde. No  fue el Concilio de la unión sino el de la separación radical, la definición tajante de la verdad católica frente a un protestantismo poderoso que desde hacía tres años había perdido todo deseo de dialogar.
Concilio de Trento
La acción anti turca

Al asalto de Viena fue contenido en 1529 a costa de precipitar la paz en Cambrai. El intento se repitió tres años más tarde con una fuerza que hicieron temer por la suerte de la ciudad, pero los alemanes, en una etapa de relativa confraternización entre católicos y protestantes, en  el que el  mismo Lutero aconsejó la unión cristiana frente al enemigo común, hace que el sitio de Viena vuelva a ser levantado. En  años sucesivos se repiten ataques esporádicos dada vez menos peligrosos conforme se hace patente la fatiga turca, quedando a salvo el flanco danubiano de Europa.
En el Mediterráneo la actividad turca se mantiene durante más tiempo, aquí se monta el tipo de cruzada corta propuesta por los españoles. La  mayor parte de las conquistas africanas de Fernando el Católico habían caído en manos de los piratas, Barbarroja sobre todo, dependientes más o menos del poder de Constantinopla; de esas bases partían incursiones contra las costas españolas o italianas. Esto  hace necesaria la recuperación de esas plazas y para ello contaba el Emperador con las naves españolas y  la bien adiestrada flota genovesa de Andrea Doria. El periodo 1530 a 1545 representa el esfuerzo el Carlos V por dominar el Mediterráneo occidental. La principal operación tiene lugar  en 1535 con la conquista de Túnez, aunque después fracasa en el intento de conquistar Argel. El Emperador había intentado una liga anti turca en la que no consiguió más que la alianza de Venecia y en las batallas de  Gravosa y Santa María los resultados son indecisos.
Barbarroja
A partir de 1453 el desplazamiento del Emperador hacia el mundo germánico va a determinar la pérdida de todo lo logrado.

Las nuevas guerras con Francia

En 1535 regresa Carlos V a Italia triunfante, después de conquistar Túnez pero se encuentra con que los franceses han invadido  Piamonte posiblemente para presionar la colocación de un candidato  a Duque de Milán más favorable a Francia ya que el anterior duque, Francisco Sforza, acababa de fallecer. Pero el emperador lo interpreta como un intento de Conquistar Milán y desconfiando de Francia opta por la guerra pese a la opinión contraria del papa Paulo III que aspiraba a reunir el Concilio.
Francisco II Sforza
Carlos V escuchó dos consejos: el de Antonio de Leyva, viejo milita español, que sostenía la conveniencia de resistir en el Piamonte hasta agotar a los franceses, y el de Andrea Doria, que veía factible una operación de desembarco en el sur de Francia, para penetrar en el reino de su enemigo. El Emperador se decide por el plan más audaz; fue en la historia de la guerra moderna, la primera operación combinada a gran escala: se sincronizan hombres, barcos y abastecimiento desde puertos españoles e italianos. El esfuerzo económico supero todos los precedentes, Carlos hubo de empeñar todos los recursos del erario, para sufragar los créditos que le habían concedido los banqueros italianos.
Antonio de Leyva
Sin embargo la campaña del Provenza en 1536 fue un fracaso; los franceses en  retirada  practicaron la táctica de  tierra quemada y las provisiones no llegaban a tiempo, no se logró una victoria definitiva y al final la guerra languidece hasta la Tregua de Niza en 1538.
Tregua de Niza
A fines de 1541 se reanudan las hostilidades con motivo del asesinato de unos agentes de Francisco I en Milán, pero el ataque fracasa en Artois, Piamonte y Rosellón. Como  los imperiales habían fracasado antes en Provenza, ahora las tácticas defensivas prevalecen sobre las ofensivas a causa sobre todo de la creciente eficacia de las armas de fuego, que favorecen al combatiente en reposo frente al combatiente en movimiento.
En 1543, el Emperador abandona definitivamente España y la cuenca mediterránea y va a centrar su actividad en el mundo germánico y una vez allí dirigir la invasión de Francia por el norte. A  partir de ahora y durante más de un siglo la pugna hispano francesa no será Nápoles o la Lombardía sino las llanuras de Artois  o la Champaña camino de París. Por  esa zona avanza el Emperador con su aliado de última hora Enrique VIII de Inglaterra, pero el británico perdió mucho tiempo en el ataque a Caláis y llego tarde a la cita bajo los muros de París y ya no se podía preparar un asedio en regla – por ser invierno - hasta la campaña siguiente. Unos y otros estaban agotados por el esfuerzo y los terribles dispendios económicos por lo que se llega a la Paz de Crepy en 1544
La pazde Crepy
La  pugna entre Francia y el Imperio sigue sin decidirse aunque el desengañado Francisco I estaba tan poco animado a reanudarla como el propio Carlos V.

CARLOS V, continuación

RENACIMIENTO RELIGIOSO EN ESPAÑA


Según los apuntes tomados de las clases impartidas por D. Luis Crovetto, ponente.


El renacimiento religioso promovido por Cisneros y prolongado en el siglo XVI por reformadores como San Pedro de Alcántara, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, tuvo resultados profundos y permanentes: mejoró las órdenes religiosas y el  clero en España en tal medida, que durante los años del Concilio de Trento, jugaron un papel importantísimo. 
San Pedro de Alcántara
                                                     Santa Teresa de Jesús


San Juan de la Cruz
Simultáneamente la reactivación teológica llevada a cabo por los dominicos de la escuela de Salamanca, como Francisco Vitoria, Melchor Cano y Domingo Soto y luego por la recién fundada Compañía de Jesús, aportaron mucho no sólo al debate con el protestantismo sino también a los problemas del Imperio – como los   de las relaciones raciales y el derecho internacional- planteados por la situación internacional de España en aquellos momentos. Por otra parte el hecho de que se hubiera hecho ya la reforma de la Iglesia española, inmuniza al país contra  la propaganda protestante. Por ejemplo, antes  de que Lutero hubiera protestado por la predicación de las indulgencias, el Cardenal Cisneros ya la había prohibido en España.
Francisco de Vitoria
Melchor Cano
                                                                  Domingo de Soto
La corriente hacia la vida religiosa aumento desproporcionadamente pero muchos de  estos se dejaron influir por las exageraciones del Iluminismo y la corrección de Cisneros de los desórdenes monásticos es una de las explicaciones del éxito de Erasmo de Rotterdam  en España.

El instrumento para tratar con la heterodoxia era la Inquisición.

El Iluminismo o Alumbrados tenía orígenes exclusivamente hispánicos y  es independiente del protestantismo. De  hecho ya existía en Salamanca y Guadalajara.  Tenía su origen en un grupo de franciscanos entre los que había varios de ascendencia judía. Su credo era el abandono de la voluntad en Dios y la capacidad de los iniciados de establecer la comunicación personal con la esencia divina por medio del éxtasis, en cuyos trances, según ellos, no podían pecar y a menudo sacaron la consecuencia de la inutilidad de las obras buenas. Algunos de sus seguidores encontraron en estas doctrinas un fácil pretexto para las pasiones sexuales, como Francisca Hernández, de quien los hombres hablaban con fanática veneración y las mujeres no con tanto respetó.  Otros fueron considerados como santos y profetas, a menudo con suficiente éxito para atraer la protección de la nobleza. En la segunda década del siglo se descubrió un grupo de Iluminados en Toledo compuesto casi exclusivamente por frailes y monjas. La Inquisición tuvo poco trabajo para arrancarlo y por un edicto de 1525 condenó toda la doctrina Iluminista. Esto  hace que  cualquiera que manifestase excesivo fervor religioso corriera el riesgo de pasar por sospechosos. Como  ejemplo: San Ignacio de Loyola, futuro fundador de la Compañía de Jesús fue encarcelado en 1527 y sometido a tres interrogatorios por causa de supuestas inclinaciones Iluministas.
San Ignacio de Loyola
Aunque el Iluminismo se anticipó a las doctrinas luteranas muchas de sus doctrinas, como la ineficacia de las obras externas, se asemejan a las de Lutero, por lo que allanó el camino de entrada del protestantismo en España. En 1520 se publicó en Flandes una traducción española del comentario de Lutero a la Epístola a los Gálatas, seguido de su Libertad del cristiano. En aquellos momentos, poco se sabía en España acerca de Lutero. Pero encargado  por Roma,  el Inquisidor General Adriano, promulgo el 7 de septiembre de 1521 la primera circular contra los libros de Lutero en España.  A partir de ese momento las autoridades eclesiásticas mantuvieron una vigilancia celosa contra la entrada de publicaciones y misioneros luteranos, sobre todo en los puertos del norte, pero en diez años aparecieron nuevos nombres, desconocidos para la mayoría de los españoles, en la lista de escritores reformadores protestantes, por lo que sus libros entraban sin problemas. Los  mismos Inquisidores no siempre estaban seguros de su tarea,  por su incapacidad para discernir las doctrinas heréticas. Se da el caso  de que  en 1528 en Toledo empieza un juicio por luteranismo contra Diego de Uceda, que de hecho no era luterano,  sino  un entusiasta seguidor de Erasmo.
Erasmo de Rotterdam
Erasmo inaugura una nueva fase en el renacimiento español. En  1516 después de la publicación de su Nuevo Testamento es invitado a España por el Cardenal Cisneros, visita que  no se llevó a efecto. También constituía otro punto en común con Erasmo la represión de los abusos monásticos emprendida por los reformadores españoles, aunque tuvieran un contenido más positivo que la burlas amontonadas por Erasmo sobré las órdenes religiosas. Al apelar a una reforma general de la Iglesia, Erasmo satirizaba a los que consideraba responsables de la corrupción, insistiendo en la vuelta  a la simplicidad de la era apostólica. En las etapas iniciales del choque de Lutero con Roma, Erasmo se negó a solidarizarse con él y aconsejó moderación a ambas partes. Su opinión era que la Iglesia debía reformarse así misma antes de condenar doctrinas. Con todo en 1521 se vio obligado por sus propios principios a repudiar a Lutero por la cuestión del libre albedrío; a partir entonces las dudas españolas sobre su doctrina desaparecieron y preocupaba poco a los españoles que Roma no acabara de ver bien su doctrina, dado que la política de Clemente VII, no como Papa sino  como jefe de los Estados Pontificios, era hostil a Carlos V.
Las  ideas de  Erasmo eran bien acogidas por los partidarios de la concordia cristiana. En  la corte del Emperador había defensores influyentes de Erasmo, entre otros el secretario del Emperador Alfonso de Valdés. Desde 1522 la corte está en España y los erasmistas españoles gozaron de posiciones estrategias para promover y proteger los escritos de su maestro. En  la universidad de Alcalá los seguidores de Erasmo eran más numerosos que en la corte, donde Juan de Vergara que había trabajado en la Biblia Políglota y era además secretario del arzobispo de Toledo, Alfonso de Fonseca, aportó todo su prestigio a favor de sus doctrinas. Por  otra parte el arzobispo de Sevilla, Alfonso Manrique, que además era Inquisidor General, defiende a Erasmo cuando el embajador de Inglaterra en España azuza a los franciscanos para que fuera acusado  de herejía.
Entre los años 1522 y 1525 el movimiento erasmista se estableció con éxito en España, muchos de sus escritos se publicaron en traducciones españolas y el propio Erasmo llego a escribir: “Debo más a España que a mi país o a otro cualquiera”. Pero también tenía sus adversarios y al hacerse más inflexible la lucha religiosa en Alemania, también aumentó aquí la tensión, sobre todo después de la traducción del Enchiridion, con la dedicatoria a Manrique, en 1527.
Manrique convoco en Valladolid en 1527 una junta de treinta y dos teólogos para que examinaran una lista de proposiciones erasmistas y tras seis semanas de discusión no llegaron  a una resolución unánime pero sí quedo claro   que se  prohibían los ataques contra el sabio, decisión que un breve papal trato de modificar. El mismo Carlos V, movido por Valdés, envió a Erasmo una carta cordial comunicándole que no debía temer una resolución contraria y testimoniando su personal convicción sobre su piedad.
Durante los dos años siguientes, se multiplicaban por España las traducciones de  los escritos de Erasmo y gozaba entre la gente culta de fama incomparable con ningún otro país europeo. 
Alfonso de Valdés
Entre 1527 y 1528 Alfonso Valdés escribió dos diálogos populares en castellano denunciando los abusos clericales y justificando el Saco de  Roma por causa de la política papal, al que consideraba un  adversario político, y alabando las tesis de Erasmo. 
Baltasar de Castiglione
El nuncio en España Baltasar de Castiglione, el autor de El Cortesano, exigió que  fueran recogidos  y destruidos todos los ejemplares, pero el Inquisidor general se negó a ello. En Augsburgo durante el verano de 1530 Valdés estuvo en contacto con Melanchthon y aunque en España sus enemigos iban aumentando su  poder gozo hasta el final de favor de Carlos V. En 1529 Juan de Valdés, hermanó de Alfonso, público su Diálogo de la Doctrina Cristiana, en la que no solo ensalzaba las virtudes de Erasmo sino que  tachaba a sus opositores de locos que desconocían la verdadera piedad cristiana. Esta vez la Inquisición se movió rápidamente y empezó una serie de escrutinios que condujeron a la salida de Valdés hacia Italia y la consiguiente condena de herejía que comportaba la prohibición de sus obras en España.
Melanchthon
La condena de Juan Valdés fue signo de los nuevos tiempos. Consciente  de la expansión del protestantismo fuera de España, la Iglesia española, se hizo más sensible a las críticas y menos capaz de tolerar las discrepancias, aunque se movieran dentro de la ortodoxia.La Inquisición renueva su campaña con nuevo vigor y ataca los baluartes de los humanistas: la Corte y las Universidades. En  julio de 1529, Carlos V sale de España hacia Italia, llevándose consigo a muchos influyentes cortesanos erasmistas.En diciembre del mismo año el Inquisidor General Manrique todavía partidario incondicional de Erasmo es expulsado de la Corte por haber disgustado a la emperatriz. Cuando  regresa Carlos V en 1533 la Inquisición había logrado con éxito asociar  la mentalidad pública con las herejías de Lutero y los principales erasmistas estaban en la cárcel por pro-luteranos o habían huido del país. Juan de Vergara, hombre de vasta cultura y cristiano nuevo fue encarcelado en 1533 pese a los esfuerzos de su mecenas el arzobispo Fonseca. Le  acusaron de iluminado, luterano y erasmista a la vez.
Escuda Inquisidor Manrique
También se abrieron investigaciones contra los sabios de la Universidad de Alcalá. Su  canciller Pedro Lerma antiguo partidario de Erasmo es encarcelado por la Inquisición y obligado a retractarse en todas las ciudades donde había predicado. Lerma huyo de España regresando a la Sorbona, donde había sido decano de teología,  negándose a regresar a España. En 1538  la muerte del Inquisidor General Manrique supone la desaparición del último erasmista con autoridad eclesiástica. El hecho de que Erasmo hubiera declarado su oposición a Lutero no cambiaba las cosas. 
Luis Vives
Luis Vives escribió a un amigo holandés: “vivimos tiempos difíciles, en los que resulta peligroso tanto hablar como guardar silencio”. A partir de cuándo se  redujo al silencio a los erasmistas la Inquisición se sintió segura de la unidad religiosa y surge una relativa calma en la Península.          

domingo, 10 de febrero de 2013


JUAN BELMONTE, MATADOR DE TOROS, Manuel Chaves Nogales

Para una persona como yo que jamás ha ido a una corrida de toros a pesar de vivir a menos de 10 minutos de la plaza de mi ciudad parece un tanto extraño que me dedique a la lectura de esta biografía novelada de Juan Belmonte, pero como siempre se aprende tengo que decir que ha resultado una lectura deliciosa. Primero: porque la lectura se hace ágil por la misma estructura del libro: capítulos divididos en epígrafes, así se sigue muy bien la cronología de la historia. Segundo: porque tiene un humor andaluz (¿o británico?) muy fino que me ha hecho sonreír más de una vez. Tercero: porque un NO especialista en toros aprende algo sobre el asunto pero nunca se pierde a pesar de su ignorancia sobre el tema ¿qué pensara un aficionado de verdad y un antitaurino?. Cuarto: porque refleja muy bien el ambiente de los barrios sevillanos, la cohorte que rodea a los toreros, la rutina y el miedo del torero así como el ambiente literario y cultural de la época (cita a Valle Inclán y a Julio Camba). En resumen, muy recomendable para cualquiera, además está muy bien escrito aunque en la edición de Alianza Editorial he encontrado más de una errata, espero que Asterisco haya publicado mejor (seguro).
Dos citas: la primera vez que va a Nueva York y lo compara con Sevilla: “pero aquí en NY, donde un hombre no es nadie y una calle es un número , ¿cómo se puede vivir? (p.166) “
La segunda frase es premonitoria: “¿quién te dice que algún día no han de ser abolidas las corridas de toros y desdeñada la memoria de sus héroes? Precisamente, los Gobiernos socialistas…”(p.202) a todo esto…publicado en 1935 ¿qué opináis?
Como siempre incluyo el link  del blog de la autora de la reseña.
http://leocuantopuedo.wordpress.com/2011/02/02/juan-belmonte-matador-de-toros-manuel-chaves-nogales/.  
Me parece que es interesante leer los comentarios hechos por los lectores.

domingo, 3 de febrero de 2013

CARLOS I DE ESPAÑA Y V DE ALEMANIA.


LA ECONOMÍA EN TIEMPOS DE CARLOS I DE ESPAÑA Y V  DE ALEMANIA

Carlos V

Acabada la rebelión comunera Carlos I de España y V de Alemania, pero que de ahora en adelante citaremos sólo como Carlos V, regresa a España y permanece aquí los siete años siguientes. Pero la persona que regresa no recuerda al mozuelo absorto y boquiabierto que había desembarcado  en 1517. La  cordura y la prudencia caracterizarán ahora su política, el proceso de hispanizacion del Emperador se acentúa: ha aprendido castellano, se casa con una princesa hispano-portuguesa, Isabel, prescinde cada vez más de consejeros flamencos y se rodea de españoles,- Cobos, Guevara, Valdés-. A este proceso de acercamiento responden los españoles con un idéntico proceso de aceptación de la política imperial.
Isabel de Portugal
España se universaliza como nunca. Se impone el purismo renacentista sin las reminiscencias góticas del arte isabelino o cisneriano. Llega a España Baltasar de Castiglione
Balgtasar de Castiglioni
El Emperador manda construir un palacio renacentista en la Alhambra de Granada, que piensa convertir en residencia habitual. Desde  España dirige las dos primeras guerras con Francia, financiadas en su mayor parte por créditos facilitados por comerciantes y banqueros españoles. Hernán Cortés conquista México, pueblo de  inmensa riqueza, mientras Pizarro inicia sus andanzas en los Andes y Hernando de Acuña en su soneto: Al rey nuestro señor, lo proclama como señor del mundo:

                                 Ya debe acercarse el cumplimiento
                                 De aquella memorable profecía 
                                 Ya se descubre el blanco del intento
                                 Con qué el divino intérprete decía
                                 Tiempo vendrá en que el mundo dé aposento
                                 A pastor solo y a una monarquía 
                                 Por una sola ley será guiada
                                 La tierra de su gobierno sojuzgada
                                 Y no será España solamente
                                 La buena suerte entonces que yo quiero
                                 Según lo que mi alma nota y siente
                                 Del sumo bien que en este templo veo.
Francisco Pizarro
Hernando de Acuña
Hernán Cortes
También el embajador Contarini pide al Emperador que organice una cruzada a Constantinopla.
Gaspar Contarini
Todo esto no implica que la identificación de los españoles con el Emperador sea completa; las guerras con Francia no fueron populares y a la idea de una cruzada a Turquía y Santos Lugares los españoles opusieron siempre la idea de cruzada corta: África del norte, más acorde con la tradición.  De  Los Reyes Católicos y Cisneros, pero lo evidente es que Carlos V supo exprimir a los españoles a favor de una   política imperial hasta  hacer imposible el desarrollo económico del país.
Carlos V en su gobiernó lleva a cabo una reforma importante y es que deja de relacionarse con los Consejos directamente y lo hace a través de los secretarios, que se convierten en el nexo entre los Consejos y la Corona. Las  Secretarías estaban organizadas sobre una base nacional, no imperial. Los secretarios preparaban el orden de día de las sesiones y redactaban todos los documentos regios. De entré los secretarios podemos destacar dos:
Francisco de Cobos
Francisco Cobos nacido en la pobreza, en Úbeda, sin ninguna educación específica, mas que haber trabajado quince años de aprendiz en la secretaría. Es  nombrado secretario en 1516, pero es a partir de 1523 al ser nombrado secretario del Consejo de Hacienda, cuando   se hace fuerte y se convierte en el coordinador de todos los secretarios aunque su poder le hace enfrentarse al canciller Gattinara que Carlos V había vuelto a llamar a España en 1522. 
Gattinara
Se inicia entonces  una lucha por el poder entre ambos, solicitando Gattinara el poder de nombrar a los funcionarios reales, pero el emperador declaró que no eran esas las funciones del Canciller, porque era borgoñón y el Consejo de Hacienda era español. A  partir de 1527 es evidente el dominio de Cobos.
Nicolas Perrenot, Señor de Granvelle
En 1529 aparece Nicholas Perrenot, señor de Granvelle, de familia humilde de  Borgoña que asciende por sus servicios en la diplomacia en los Países Bajos y que es nombrado miembro del Consejo de Estado comenzando a dirigir la política exterior. A  la muerte de Gattinara en 1530, el Emperador deja vacante el cargo de Canciller asumiendo el propio  emperador la política exterior pero con la colaboración principal de Cobos y Granvelle que aceptan una división de funciones. Cobos  se hace cargo de los asuntos de gobierno de Castilla y Granvelle de los asuntos extranjeros e imperiales. Cuando Carlos se embarca en Barcelona en 1543 para no volver a España, hasta  catorce años más tarde,   deja a su joven hijo Felipe como Regente, y como principales consejeros a Cobos, al arzobispo Tavera y al duque de Alba. De hecho se mantiene en ese cargo hasta su muerte en 1547.
Felipe II,joven
Arzobispo Tavera

                                                        Duque de Alba

Cobos es unos de los creadores de la burocracia de los Austrias en Castilla. Es  quien encuentra y forma un cuerpo de funcionarios entre los protegidos que tenía en todas las ramas de la administración y de cuya fidelidad estaba seguro. Conseguido ese objetivo empezó a formar hombres para su cargo como su sobrino Juan Vázquez de Molina, Gonzalo Pérez que sucedió al humanista Alfonso de Valdés y Francisco Eraso. Ninguno  de ellos era nobles y a excepción de Gonzalo Pérez no eran hombres de letras.
Alfonso de Valdés
Francisco Eraso
Poco a poco Cobos va aumentando su poder. Será  responsable de los asuntos de Castilla, Portugal e Indias y a partir de 1530  de los asuntos de Italia, pero tuvo mucho cuidado de no inmiscuirse en los asuntos de Aragón ni en los de Granvelle que desde 1530 tenía a su cargo el resto del Imperio y los asuntos referentes al exterior. Todos los asuntos llegaban al rey tamizados por el secretario. De hecho, salvo los asuntos de interés internacional era raro que el rey leyera los documentos que firmaba y como Cobo echaba mano solo de sus protegidos llego a monopolizar el control de todos los cargos. El  Rey era consciente del hecho y así cuando deja a Felipe de regente le escribe que deja a Cobo y al cardenal Tavera de consejeros porque "Aunque sean cabeza de dos bandos hostiles, con todo, he decidido nombrarlos  a ambos para que no quedaras a meced de ninguno de los dos". También sospechaba de la ambición del duque de Alba y advierte a Felipe que no le dé ni a él ni a ningún Grande de España cargos importantes en el gobierno civil, aunque en asuntos militares debía servirse de ellos y que vigilara a Cobos por la acumulación de privilegios que tenía.
Pero Carlos V también era consciente de su lealtad y eficiencia; a su muerte quedo patente que había convertido el cargo de Secretario en algo superior a mero escribiente: en Secretario de Estado  al que no preocupaba la misión imperial de  su señor sino que era un administrador español y representaba un punto de vista más realista y más auténtico.  El  mismo Emperador reconocía que el mayor servicio que le hizo Cobos estaba en el campo de las finanzas.

La política Carlo V se apoyaba financieramente en Castilla como él mismo explico en las Cortes de1523: miraba estos reinos como cabeza de  todos los restantes y trató de utilizar sus recursos no solo para conservar los más que Dios le había concedido sino para ampliar sus fronteras y para el Progreso de la santa fe católica. Las Cortes de Aragón, Cataluña y Valencia le proporcionaban ayudas ocasionales y modestas, los Países Bajos con su comercio, su flota e industria, constituían una fuente mayor de riqueza y el Emperador explota sin miramientos las riquezas de sus súbditos de los Países Bajos, mientras pudieron pagar. En  sus posesiones italianas contaba con los mercados financieros de Génova y en Alemania contaba con los banqueros  Welser y los Fugger, pero recibió cuatro veces más de Castilla que de los Países Bajos y Alemania y al final de su reinado ya ninguno de sus reinos podía pagar. 
Emblema de los Wesler
                                                                            Jacobo Fuffer

Sería de Castilla y América de donde llegaron los fondos para la política imperial. Es  más, cuando ya no podía cargar con impuestos a ninguno de sus reinos, en Castilla el fisco aumentaba constantemente la presión sobre los españoles y serán ellos los únicos que sigan manteniendo la política del Emperador.
Cobos administró el tesoro con cuidado y honestidad procurando apartar a la nobleza de su ambición. Realizaba  anualmente con presteza el presupuesto pero como el Emperador, al gestionar por su cuenta y sin conocimiento del Consejo las peticiones que se le hacían o los  pagos  para las nuevas campañas, imposibilitaba hacer un cálculo válido. Nadie  conocía mejor que Cobos la realidad de la situación económica: las guerras del Emperador, la extravagancia personal de  Carlos V  que se llevaba la décima parte de la cota nacional, sus continuos viajes y sus compras y derroches en joyas y obras de arte.

El impuesto principal era la acabala o impuesto sobre las compraventas, que se había  convertido en pago proporcional  a la  capacidad de la  Villa. Además  estaban los ingresos de las órdenes militares y las concesiones de las Cortes. Todo  esto suponía un 50% de los gastos ordinarios, teniendo en cuenta que casi nunca se respetaron los gastos ordinarios debido a las guerras. Después,  entre los ingresos extraordinarios que Carlos V consumía con voracidad están los Juros , una especie de Bonos del estado, ya que los compradores recibían la promesa formal de la corona de pagar un tipo establecido de interés; habitualmente estaban vinculados a capítulos concretos de los ingresos ordinarios por lo que la Real Hacienda solo recibía lo que quedaba una vez pagados, de forma que cada vez eran menos los impuestos  que quedaban en manos de Rey. Por  ejemplo, en 1524, los ingresos de las órdenes militares de Santiago, Calatrava y Alcántara, que hasta entonces recibía directamente de la Corona, sirven para pagar a los Fugger bajo cuya hipoteca se habían hecho los préstamos. Estas  transacciones le venían muy bien al Emperador porque el dinero se pagaba en Alemania, Italia o Flandes directamente, mientras que el transporte de dinero desde España era incierto e inseguro. 
Emblema Orden de Santiago
                Emblema Orden de Calatrava
El  problema se crea cuando esta práctica crece por encima de las posibilidades de la Corona. En un primer momento la cuestión  se soluciona con las entradas de metales preciosos de América ya que a partir de 1529 las entradas americanas son de 252.000 ducados anuales hasta 1543, pero a causa  las alteraciones en los ingresos procedentes de  Perú entre 1544 y 1550, bajan a 118.000 ducados aunque  la media recibida entre 1503 y 1560 es de 220.000 ducados. Aunque  si consideramos que los gastos de la Corona son de un millón de ducados al año los ingresos americanos no constituyeron la parte más importante del presupuesto. En 1552 solo la desastrosa campaña de Metz costo más de dos millones de ducados. De    hecho a partir de 1542 los ingresos ordinarios estaban gastados con varios años de antelación con el agravante de  que de 1542 a 1547 los envíos americanos descienden a la vez que los gastos militares ascienden.
Cobos, cuando en abril de 1546 el emperador pide se de dinero a  Ratisbona  para entrar en campaña contra los príncipes  alemanes, le responde que las entradas reales estaban vendidas o empeñada hasta 1550 por lo que le recomendaba que firmase La Paz ya que era conocido no solo en España sino en todo el mundo que no había dinero para pagar, Carlo V rechaza el consejo y confisca todo el tesoro que viene de América. Esto  le permite ganar la batalla de Muhlberg pero deja un terrible perjuicio a las finanzas y sobre todo al comercio con América ya que fomentó el contrabando y la evasión fiscal. Pero la herida mortal llega en 1551 con la guerra contra Francia. Carlos pide un préstamo  de cuatro millones pero solo la campaña de Metz cuesta dos.  Además  los años 53 y 54 pide dos millones y medio más cada uno con lo que el déficit de 1554 es de 4.300.000 ducados a pesar de que se habían empeñado y gastado por adelantado los ingreso de los seis años siguientes con el agravante de que los banqueros, a los que cada vez les costaba más cobrar imponen  nos intereses del 43% y a veces más. De  hecho el emperador consigue créditos porque algunos banquero seguían prestando por temor de que sí lo abandonaban, perdían todo.