MUELLE DE ARRILUCE.GETXO.VIZCAYA. ACUARELA DE PALOMA ROJAS

jueves, 21 de agosto de 2014

MOVIMIENTOS SOCIALES DE ESPAÑA EN EL SIGLO XIX-XX



Apuntes de las clases

El mundo obrero

La sensación de alegría y prosperidad desaparece si nos acercamos a los barrios obreros ya que la prosperidad de la  Restauración se hace a costa del empobrecimiento de otros grupos sociales. La  industrialización favoreció a los empresarios capitalista y accionistas y el  desarrollo  agrícola favorece a los grandes propietarios mientras que los modestos agricultores tienden a desaparecer. Estos hechos contribuyen a que  aumente mucho el número de los obreros que viven en condiciones de miseria y que la burguesía ignora.
La concentración industrial provoca la concentración obrera. Los  obreros trabajan y viven juntos en barrios sucios, oscuros desprovistos de los servicios más imprescindibles; al no existir legislación social, el obrero ante el despido o la enfermedad no tiene nada que hacer. De  hecho para poder subsistir debían trabajar al menos dos miembros de la familia y como en su mayoría eran analfabetos tampoco eran capaces de mejorar sus condiciones de vida.
La incomprensión de la burguesía hace que los problemas sociales no encuentren solución. La  tendencia del burgués modesto a asimilarse con la clase alta le separa de los obreros de los  que además viven separados.  Por  su falta de educación son visto con total desprecio por los burgueses pero la respuesta del obrero es semejante y se materializa en el deprecio por el señorito y hacia las formas cívicas. La actitud anarquista del obrero español está relacionada con la política. El  proletariado hundido en la miseria y en la ignorancia lo espera todo de la revolución que en el 68 no hizo más que poner en el poder a los ricos.  De  esta situación surge el divorcio de  los obreros españoles respecto a los políticos y explica que los obreros españoles no esperen nada de la revolución desde arriba y todo de la revolución desde abajo.

Los movimientos sociales


Paul Lafargue
En 1870 llegan a España dos predicadores de la revuelta social.
Paul Lafargue, yerno de Marx, que introduce el socialismo marxista. El  otro es un ingeniero italiano, Fanelli que deja su profesión para  convertirse en apóstol de la idea y que introduce el anarquismo en España.
Fanelli
Las dos ideologías pretenden la emancipación de los trabajadores pero de forma distinta.
Las doctrinas de Lafargue prenden entre los tipógrafos madrileños y uno de ellos Pablo Iglesias funda en 1879 el partido socialista español que saldrá la luz pública en 1881 cuando Sagasta decreta la libertad de asociación. En  1886 no logran reunir las 900 pesetas necesarias para fundar El Socialista su órgano de expresión.
Pablo Iglesias
En 1888 con motivo  de la Exposición Universal de Barcelona, hubo una reunión de socialistas en la capital catalana y se constituyó la UGT reclutando 3500 afiliados. El despegue tanto del partido como del sindicato es lento porque Pablo Iglesias tropieza con dos dificultades. 
Vista de la Exposición Universal de Barcelona 1888

La resistencia de los obreros a encuadrarse en una organización disciplinada y férrea como el socialismo y la desconfianza que los obreros tenían respecto a los políticos. Pensaban que una vez convertidos en parlamentarios los jefes se olvidarían de la causa del proletariado, por eso Pablo Iglesias dejaba muy claro que se dedicaban a la política solo como medio para asaltar el poder, lo cual le granjea la oposición de los demás partidos. Creía que era necesario elevar el nivel cultural de  los obreros para lo que establece en 1890 la Casa del Pueblo, centros culturales y recreativos para reunión de los obreros. Pablo Iglesias destaca por su tenacidad ya que hasta 1901 no consigue el primer diputado a Cortes.
Ejemplo de Casa del Pueblo
Distinta fue la historia del anarquista Fanelli discípulo de Bakunin que venía a predicar una doctrina que se aviene muy bien con el carácter español y el despecho de campesinos y obreros hacia unos políticos que les habían engañado. El anarquismo predicaba la desaparición de todas las formas de poder, que nadie mande y nadie obedezca, deben desaparecer el Estado y el Gobierno, el ejército, las clases sociales, la religión, la propiedad, el dinero, en resumen todo aquello que de alguna manera oprima al hombre. Afirman  que el hombre es bueno por naturaleza y una vez desaparecidos los signos de desigualdad desaparecen también los motivos de discordia; no habría otro valor que el trabajo.Según ellos  el hombre es dueño del fruto de su trabajo y lo cambiara por el fruto del trabajo de los demás para ir logrando por medio de intercambios espontáneos el sostenimiento de la comunidad. El anarquismo se presenta como un nuevo paraíso sin imposiciones ni injusticias y sin otra elevación que la que el hombre pueda conseguir con sus manos.
Bakunin
El anarquismo se difundió con una rapidez increíble entre obreros catalanes y campesinos andaluces. En  1881 se estableció la Federación Anarquista Ibérica que consiguió en su primer año 50.000 afiliados. Sus  ideas eran llevadas de pueblo en pueblo por los apóstoles de la causa, que caminaban de pueblo en pueblo con su atillo o viajaban en los topes de los ferrocarriles como auténticos apóstoles. Los anarquista españoles, desorganizados, idealistas, generosos en su entrega, no tenían jerarquías ni sueldos, soñadores y utópicos creían firmemente que su doctrina era la salvación de la humanidad pues hasta los ricos saldrían ganando con el retorno a la espontaneidad de la naturaleza.
Moneda de la Federación Anarquista Ibérica
Con los años su mesianismo se fue convirtiendo en odio y sus esperanzas utópicas en acción  violenta. La sustitución del anarquismo libertario de Bakunin por el anarquismo comunista de Kropotkin fue decisiva, pues los anarquistas piensan que se tienen que organizar si quien conseguir algo y que era preciso sustituir las utopías soñadoras por la fuerza. 
Kroptnik

Así  apareció en España el terrorismo; en  1883 se descubre en Jerez una sociedad secreta anarquista, la Mano Negra, que fue desarticulada por las autoridades, pero desde 1890 el terrorismo de los anarquistas catalanes se convirtió en un peligro para la tranquilidad del país: primero la bomba contra el general Martínez Campos en un desfile militar del que salió ileso de milagro, luego las dos bombas arrojadas desde una galería alta del Liceo de Barcelona sobre el patio de butacas durante una representación de ópera, el atentado sacrílego el día del Corpus cuando lanzan una bomba sobre la custodia durante la procesión con el Santísimo en la calle de Cambios Nuevos, que también causo muchas víctimas. Los anarquistas simbolizan en estos primeros ataques a los que consideraban sus principales enemigos: el ejército, la burguesía y la Iglesia. Todos se dan cuenta de que aunque en un principio no era difícil sofocar la violencia las cosas se podrían complicar con el paso de los años.


La inquietud intelectual

La Restauración coincide con una época de renacimiento intelectual en España.
Martínez Pelayo
Menéndez Pelayo lleva la investigación histórica y literaria a un plano de gran rigor científico y crítico; Santiago Ramón y Cajal es un número uno en investigación de histología especialmente en el sistema nervioso, Isaac Peral, basándose en las intuiciones de Monturiol inventa el submarino, pero ninguno de ellos tuvo apoyo del Estado. Todos  consiguen los nuevos logros muchas veces, no solo sin ayuda del Estado, sino pese al Estado.


Ramón y Cajal
Isaac Peral
Lo mismo podemos decide de la actividad literaria donde destacan: Pérez Galdós, Pereda, Valera y Emilia Pardo Bazán que ponen de moda la novela realista descriptiva ambiental o social y Clarín y Ganivet son precursor del estilo ideológico propio de la generación del 98.
Pérez Galdós
Pereda
Valera
Emilia Pardo Bazán
Pero este movimiento ideológico cultural no está ligado a la Restauración. Más bien critica que alaba a este periodo ya que una inquietud mal definida pero existente, busca nuevos caminos para superar la rutina y mediocridad reinantes. Por  eso la reacción del 98 no surge por sorpresa, es hija de las inquietudes de la generación intelectual precedente. Inquietudes que se inician en las críticas al sistema universitario que se dedica a despachar títulos en vez de dar una formación humana e intelectual profunda a las minorías rectoras del país.  Los  viajes al extranjero de los profesores suponían siempre un plan para adaptar nuestra  universidad a la alemana, francesa o inglesa nunca para recrear y renovar la española.
Francisco Giner de los Rios
En 1876 el catedrático de Derecho Francisco Giner de los Ríos funda la Institución Libre de Enseñanza. No  se trata de una universidad libre, prohibida por el  centralismo estatal, sino más bien una asociación particular de alumnos y profesores, orientada pedagógicamente hacia la enseñanza media. Los institucionales eran puntuales, trabajadores,  ascéticos de costumbres y con una moral laica algo fría y aséptica, admiraban todo lo europeizante y tenían muy poca comprensión hacia los valores tradicionales españoles.
Proyecto de Edificio para la Institución Libre de Enseñanza
Con la renovación pedagógica crean una generación de intelectuales de prestigio  y Giner de los Ríos esperaba que cuando esa generación alcanzara puestos de responsabilidad en el país la redención de España estaba asegurada.

A la vez que se funda en 1876 la Institución, Marcelino Menéndez Pelayo escribe La Ciencia Española y luego la Historia de los heterodoxos españoles en la que dice que la ortodoxia es la clave de la historia de nuestro ser y nuestra historia. 

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