MUELLE DE ARRILUCE.GETXO.VIZCAYA. ACUARELA DE PALOMA ROJAS

lunes, 6 de mayo de 2013



FELIPE  III.Continuidad

Felipe III

Cultura, Guerras  y  situación Económica 

Hay que reconocer que los años de la corte vallisoletana son de una gran producción literaria. Allí  se reúnen Góngora, Quevedo, Vélez de Guevara, Cervantes
Gongora
Quevedo
Portada del Diablo Cojuelo de Vélez de Guevara
Cervantes
Tratado de Vervin
Allí se ratifica el Tratado de Vervins y se concierta el matrimonio del futuro Felipe IV con Isabel de Borbón y de Ana de Austria con Luis XIII. Los gastos de la Corte eran altos como los de la guerra, según un soneto de Góngora "gastamos un millón en quince días".
Felipe IV
Isabel de Borbón
La única  guerra que mantiene Felipe III es la de los Países Bajos ya que los holandeses se negaban  a reconocer a Isabel Clara Eugenia como archiduquesa de los Países Bajos, por lo que es enviado el mejor general del momento Ambrosio de Spínola que como se  decía antes gastaba mucho menos que lo que la Corte despilfarraba.
Ambrosio Spínola

A la vuelta de la corte a Madrid aparece un descubierto de 12 millones de ducados que no hubo forma de pagar con lo que se declara una bancarrota a mediados de 1607.Se aplica el mismo sistema de  Felipe II: el Estado suspende pagos pero ofrece a los acreedores unos juros, rentas de la Corona, que proporcionaban una satisfacción suficiente pero a la larga. La  espléndida remesa de plata de 1608 permite enjuagar la deuda, pero en 1611 será necesario un segundo arreglo con los acreedores. Lo extraño del caso es que el Estado no se había embarcado en campañas costosas como en anteriores reinados. Fue  precisa una investigación en la que varios funcionarios fueron despedidos por cohecho, pero la fama del duque de Lerma queda en entredicho.

En los Países Bajos  se llega  a la Tregua de los doce años (1609-1621), que pone fin a una guerra imposible de ganar por ninguno de los contendientes, pero para España es una humillación porque implica reconocer la impotencia para someter a los rebeldes. Esta  tregua es la primera quiebra de los ideales hispánicos, mucho más grave, por su carácter moral que la quiebra financiera, además  de que implica conceder a los holandeses ventajas en las Indias orientales. Esto  causa perjuicios a los intereses portugueses lo cual perjudica la unidad l del imperio, porque la única ventaja para Portugal era la defensa de sus territorios ultramarinos. Si  esta dejaba de existir también dejaba de existir el motivo de la unidad con España.

A la crisis oficial sigue la privada. Lerma  permite acuñar la moneda de vellón, a la que Felipe II siempre se había opuesto porque temía más a la inflación que al mismo diablo. Pero  los nuevos políticos caen en el recurso de poner en circulación monedas cuyo valor intrínseco sea muy inferior a su valor nominal, los precios sufrieron variaciones imprevisibles y la vida económica del país retrocede de forma muy importante. Hay que añadir a esto que a partir de 1609 los aportes metálicos americanos empiezan a disminuir.
Ante la impotencia militar, el anquilosamiento burocrático, la venalidad administrativa y la ruina económica el Consejo de Castilla se reune para estudiar las causas de la decadencia del país y busca sus posibles soluciones. Siguiendo el dictamen de Fernández Navarrete se estima que los males tengan su origen  en la despoblación y el absentismo del campo. Se  pide que los nobles vuelvan a sus tierras, en lugar de vivir en sus lujosos Palacios para vigilar  la producción y administrar mejor sus bienes ya que España podía ser rica si se suministraba bien. La  consulta de 1609 no resuelve nada porque nada se hace pero representa el primer reconocimiento público de la decadencia.

La expulsión de los moriscos

Es la medida más trascendental del reinado. Aunque  entrañaba un grave riesgo y notables perjuicios era bien vista por los gobernantes, porque la minoría morisca constituía una quinta columna dispuesta a aliarse con cualquier enemigo exterior; de hecho Cervantes aplaude la medida. Sólo la nobleza tenía motivos para desear la permanencia de los moriscos ya que en su casi totalidad son  labriegos de sus señoríos.
La expulsión comienza en Valencia, ya que allá la minoría morisca era la más numerosa, unos 170.000, un tercio de la población total y además la mas peligrosa, ya que los moriscos valencianos mantenían relaciones con Enrique IV de Francia y preparaban un alzamiento general. La  medida del gobierno celosamente guardada, llego por sorpresa y los moriscos se encontraron de la noche a la mañana camino del destierro pues el decreto de expulsión solo daba tres días de plazo para recoger sus enseres y llegar a los puertos de embarque. La  operación de traslado fue llevada a cabo con una perfección increíble, no hubo abusos ni extorsiones por parte de autoridades y soldados. Sin embargo los moriscos sufrieron persecución por parte de sus correligionarios norteafricanos por lo que ante la noticia de los malos tratos en el norte de África, los últimos en embarcarse se negaron a hacerlo por lo que hubo de utilizarse la fuerza. Al  final unos miles, sobre todo niños adoptados por familias cristianas, se quedaron en Valencia. Luego fueron expulsados los moriscos andaluces, unos 80.000 que emigraron a Marruecos y por último en 1610 sale los moriscos aragoneses, unos 70.000. Fue  la nobleza de este territorio la que con más  ardor se opuso a perder los labriegos rentables y valiosos, pero la medida se impuso aunque la expulsión no llego a ser total. Los Moriscos  de Castilla, pequeños artesanos, y vendedores ambulantes, obtuvieron permiso de salida libre sin que se decretase la expulsión; se supone que fuero unos 30.000 pero la mayoría demuestra su condición de cristianos. Se confunden con la población normal.
La expulsión de los moriscos fue una operación de gran envergadura que consiguió su objetivo: la unidad de la población porque los que se quedaron en la Península aceptaron la integración inmediata. Aunque se intentó repoblar las tierras dejadas por los moriscos, nadie quería colonizar territorios del señorío para no quedar sujeto a dominio de los nobles. En  el reino. Valencia hubo territorios que tardaron siglos en volver a ser ocupados. España se vio libre de un quiste político y religioso, pero a cota de una merma importante de su ya menguada población.

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