En esta segunda clase del trimestre Leonor nos ha hablado de dos compositores del postromanticismo, que todavía conservan muchos rasgos del Romanticismo. Bruckner y Mahler.
BRUCKNER
Incapaz de recordar literalmente lo que Leonor nos explico recurro a FEDERICO SOPEÑA.
“Nacido en Ansfelden el 4 de septiembre de 1821, vive en un ambiente muy típico del Imperio austro-húngaro, muy parecido al que vivió Schubert: el pobre hogar de un maestro que es también músico municipal y que difícilmente se evade del medio campesino. Bruckner, organista casi autodidacta a los 10 años, se beneficia de lo que en música y en cultura significaban todavía monasterios como el de San Florián y Linz. En 1848 es ya organista titular de San Florián siete años más tarde de Linz. Muy tardíamente, a través del trabajo solitario, de los viajes a Viena y de la revelación de Wagner, completa su formación musical. Le vemos en 1868 profesor en Viene: al año siguiente y luego en dos ocasiones más viaja por Francia e Inglaterra llamado no por su fama de compositor, sino de organista. Da una singular clase de música en la Universidad de Viena, obtiene algún triunfo con sus sinfonías y logra, sobre todo, solterón impenitente, una apariencia de hogar en el principesco Belvedere.
En el mundo del postromanticismo la figura de Bruckner ocupa un lugar raro y conmovedor: católico ferviente, casto en su intimidad, ingenuo y apasionado, mediocre en la cultura, muy artesano en su trabajo------resuelve a su manera la antinomia entre su religiosidad, muy dogmática, con la pasión casi idolátrica por Wagner, que el recibió en Bayreuth y bajó de su singular Olimpo para alabarle, y aparece como un islote al que se admira y se quiere precisamente por juntar misteriosamente la suma bondad y la suma grandeza.
… el centro de su obra lo constituye un imposible_ realizar sinfónicamente lo que Wagner veía como inseparable del teatro. Bruckner es beethoveniano en tanto en cuanto se siente fundamentalmente sinfonista...... la misma esencia del wagnerismo – el cromatismo que expresa la máxima tensión expresiva y formal -, aparece doblemente controlada y hasta corregida sinfónicamente por la longitud de sus sinfonías, obligadas por ello a una estructura muy carpinteada de repeticiones y de desarrollos, y por la constante de los planos de del órgano. Los arranques y el poderío sinfónico hecho éxtasis dan a ciertos periodos de las sinfonías de Bruckner una extraordinaria belleza: es la expresión sinfónica no ya del amor humano, sino de del ascenso de éste, purificado, al amor de Dios. En este sentido, las sinfonías cuarta, séptima y novena son una culminación del romanticismo.”
En los vídeos que vienen a continuación Leonor nos presenta a este compositor y se explaya sobre aspectos de su vida, creación , trayectoria artística. Lo hace con su habitual vivacidad que hace que los personajes se nos hagan cercanos. Nos animan a escuchar la música para disfrutar de ella, sin preocupaciones sobre si entendemos o no entendemos esta arte. Nos está enseñando a disfrutar de la música.
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