MUELLE DE ARRILUCE.GETXO.VIZCAYA. ACUARELA DE PALOMA ROJAS

viernes, 8 de marzo de 2013



 POLÍTICA DE CARLOS V EL PRÍNCIPE   FELIPE .

Carlos V
                                                                   Príncipe Felipe

Según apuntes de Luis Crovetto,ponente en estas clases

PRIMER MATRIMONIO DEL PRÍNCIPE  FELIPE 

A partir de 1541 Carlos V empezó a considerar la necesidad de casar a su heredero para asegurar la sucesión dinástica y fortalecer las alianzas internacionales. El Emperador pensó inicialmente en la francesa Juana de Albret, heredera del Bearne, una rica región situada al sur de Francia, pero el proyecto fue vetado por Francisco I, ya que si el Bearne caía en manos de Carlos V, este podía poner en peligro la unidad territorial de Francia,
Juana de Albret
Tras el fracaso de las negociaciones, Carlos V consideró la posibilidad de mejorar las relaciones con Francia a través de un doble enlace con los hijos de Francisco I. Pensó casar a Felipe con Margarita de Valois, y al heredero de Francia, Enrique, con la Princesa María, sobrina del Emperador e hija de Fernando de Austria. Para afianzar esta unión, Calos V estaba dispuesto a ceder el Milanesado los Países Bajos. El príncipe Felipe se negó al matrimonio al considerar inadmisible tanto la cesión del Milanesado como la de los Países Bajos.
María Tudor
                                                             María Manuela de Portugal

El propio príncipe presentó dos candidatas a su padre, María Tudor y su favorita, María Manuela de Portugal, La preferencia del Príncipe Felipe por María Manuela pudo estar motivada por la juventud de ésta y por el recuerdo de su madre, la emperatriz Isabel, que también era portuguesa. El Emperador accedió a los deseos de su hijo e inició los trámites con la corona portuguesa. Para el Emperador, Portugal suponía un buen aliado frente a Francia y, además alberga a esperanzas de conseguir una buena dote.

Juan III el Piadoso
Las negociaciones matrimoniales fueron complejas debido al parentesco que unía a ambos príncipes. El rey portugués Juan III, era hijo de Manuel I El Afortunado y de la Infanta María, hija de los Reyes Católicos; y era hermano de la Emperatriz Isabel de Portugal, esposa de Carlos V y la madre de Felipe II. Por otra parte, El Emperador Carlos V era hermano de Catalina de Austria, la esposa de Juan III. A la complicada relación de parentesco, se sumaba la mala situación económica de Portugal. Juan III pretendía casar a su hija con su hermano el Infante Luis, para rebajar la dote. La intervención de la reina Catalina de Austria fue fundamental para los planes de Carlos V. Las presiones de Catalina, la gran diferencia de edad entre el Infante Luis y su sobrina María Manuela y las enormes posesiones territoriales de Carlos V acabaron por decidir a Juan III.
Catalina de Austria
Un sector de la nobleza portuguesa se oponía al enlace debido a que en caso de que el Príncipe Juan Manuel, el heredero al trono, falleciera sin descendencia, los derechos sucesorias pasarían a la Princesa María Manuela y por tanto al Príncipe Felipe.
Principe Juan Manuel
Al principio de 1543 se fijaron las capitulaciones matrimoniales, en las que además se incluía el matrimonio del heredero portugués con la hija de Carlos V, Juana de Austria. Desde ese momento se iniciaron los trámites con el Papado para obtener la necesaria dispensa que permitiera el enlace entre los primos hermanos. La dote fue fijada en trescientos mil ducados.

El matrimonio por poderes se celebró en Portugal el 12 de mayo de 1543. El representante del príncipe Felipe fue Luis Sarmiento de Mendoza. Tras las primeras celebraciones, la Princesa emprendió viaje para encontrarse con su futuro esposo; en este viaje estuvo escoltada por el duque de Braganza y el Arzobispo de Lisboa. Por su parte el Emperador eligió a Juan Alfonso de Guzmán, duque de Medina Sidonia y a Martínez Silíceo, obispo de Cartagena, para recibir a la Princesa. Tras encontrarse ambas comitivas, una serie de incidentes diplomático estuvieron a punto de hacer fracasar el proyecto.
Martinez  de Silício
El 13 de noviembre de 1543 María Manuela y Felipe llegaron a Salamanca, donde el día 14 se celebró el matrimonio. Las fiestas populares se sucedieron durante cinco días. Tras los fastos, los jóvenes se dirigieron a  Valladolid y a su paso por Tordesillas, acudieron a visitar a la abuela de ambos, la reina Juana la Loca, que llevaba tres décadas encerrada. Pese a su locura y a su encierro, mientras vivió fue considerada Reina de Castilla conjuntamente con su hijo, el Emperador Carlos V. Así lo demuestra el hecho de que el Príncipe Felipe, durante estos años firmase sus decretos en nombre de la Catholica Reyna y Rey mis señores.
Juana la Loca
En la madrugada del 8 al 9 de Julio de 1545 María Manuela de Portugal dio a luz en Valladolid a un varón, el parto fue doloroso y el niño nació muy débil. En honor a su abuelo el nuevo Infante recibió el nombre de Carlos. La alegría duró poco ya que cuatro días después del parto, moría la Princesa de Asturias. La muerte de María Manuela sumió al príncipe en una profunda tristeza que tardó años en superar; se refugió en el trabajo y se apartó de su hijo que, desde los primeros momentos de su infancia, dio muestras de tener graves problemas físicos y mentales.

LA REGENCIA DE LOS REINOS PENINSULARES Y LA FORMACIÓN INTERNACIONAL DEL PRÍNCIPE DE ASTURIAS.

Tras la muerte de María Manuela, y poco después del Cardenal Tavera, Felipe se dedicó de lleno al gobierno. En 1546 falleció Juan de Zúñiga, que había acompañado al príncipe desde su infancia; y el 10 de mayo de 1547 murió Francisco de los Cobos. De sus principales consejeros sólo el Duque de Alba estaba vivo, pero en 1546 fue llamado a Alemania por el Emperador para preparar una nueva campaña contra los protestantes. El Emperador puso a nuevos consejeros al lado de su hijo, entre los que se encontraban Fernando de Valdés y Luis Hurtado de Mendoza. Pese a la importancia que  estos hombres tuvieron en la Corte, el príncipe no dependió de ellos como de los anteriores, sino que  empezó a tomar sus propias decisiones. Para reforzar la autoridad del  príncipe, Carlos V lo nombró Duque de Milán el 16 de septiembre de 1546.

Luis Hurtado de Mendoza
Cardenal Tavera
                                                                  Duque de Alba
Francisco de Cobos
                                                                  Fernando de Valdés

Felipe aconsejó en repetidas ocasiones al Emperador que moderase sus gastos, ya que la población no podía seguir pagando sus grandes empresa. Felipe y Francisco de Cobos, opinaban que el sistema impositivo debía mejorarse, y a través de todos los medios a su alcance intentaron hacer frente a los costosos gastoso militares a los que estaba sometido del Imperio, vendiendo juros, arrendando impuestos y solicitando subsidios en las Cortes. La situación económica era desesperada y a pesar de los esfuerzos la economía se desmoronaba; ni siquiera la llegada de la plata de América podía paliar la mala situación de las finanzas del reino. En 1546, todas las rentas estatales estaban empeñadas hasta 1550. Felipe escribía a su padre, el 20 de diciembre de 1546, mostrándole su preocupación: “De manera que a lo que yo siento, y a lo me significado el Comendador Mayor antes de su indisposición, para decir verdad a Vuestra Magestad como de debe decir, esto se puede tener muy acabado. Ny se sabe de donde ny como se cumpla y buscar arbitrios y formas de donde se encarescer, y esto se tiene por cierto que  principalmente ha puesto al Comendador Mayor en el estado en que está, y aggravado su mal”

Felipe actuaba como Regente de unos reinos que suponían el corazón del Imperio de su padre. Castilla tenía entonces una población de unos 5.000 millones de personas y la Corona de Aragón aproximadamente un millón y medio. A pesar del carácter agrario de la economía, el Regente se veía obligado a importar grano de forma regular para asegurar el abastecimiento de los mercados. La expansión demográfica que se produjo en la primera mitad del siglo XVI acentuó aún más los problemas de abastecimiento de la población. Tanto el Regente como su gobierno se preocuparon por  encontrar una solución a los problemas de su pueblo. Se adoptaron leyes para regular la mendicidad, se crearon hospitales para los necesitados y en las universidades se debatía sobre  el problema de las pobrezas. Otros grandes debates de la época eran los indígenas de América y la situación de los judíos conversos. En lo referente a América, el príncipe se mostró partidario de la postura de Bartolomé de Las Casas. En cuanto al problema de los conversos, Felipe se mostró decidido a luchar contra el antisemitismo de algunos altos cargos, como el Obispo Silíceo que en 1546 había emitido un estatuto por el que obligaba a probar la limpieza de sangre a los aspirantes al cabildo toledano. Felipe suspendió el estatuto.
Bartolomé de Las Casas
En 1547 se produjeron una serie de hechos fundamentales en Europa. El 28 de febrero falleció Enrique VIII de Inglaterra, el 31 de marzo expiró Francisco I de Francia, un año antes habían muerto Lutero y Khair Barbarroja. Con ello, los principales enemigos de Carlos V desaparecían. Además el propio Emperador padecía de gota y veía su final cercano. Era urgente preparar a Felipe para la nueva situación política. La paz entre las distintas potencias hacía que el viaje del Príncipe hasta los Países Bajos fuera seguro. Por todo ello, a principios de 1548 Carlos V ordenó al Duque de Alba que fuera en busca de su hijo. Antes de que éste partiera, elaboró una serie de instrucciones en Augsburgo que debían ser  entregadas al Príncipe. El Duque de Alba tenía además la misión de introducir en España el ceremonial de la Corte de Borgoña, con el objetivo de preparar al Príncipe para sus nuevas responsabilidades al frente de los dominios paternos.


Francisco I de Francia
Lutero

Barbarroja
La marcha del Príncipe Felipe provocó las protestas de las Cortes de Castilla que llevaban años sin su Rey y que temían perder también a su Príncipe. El Archiduque Maximiliano, sobrino del Emperador, quedó al frente de la administración de los reinos peninsulares. El archiduque desembarcó en Barcelona en la flota de Andrea Doria, que esperó en el puerto a la llegada del Príncipe Felipe para llevarlo a Italia, de donde pasó a los Países Bajos. En septiembre de ese año, el archiduque Maximiliano contrajo matrimonio con su prima María de Austria. 
Archiduque Maximiliano

                                                                       Andrea Doria
Las  ciudades italianas recibieron con grandes festejos al séquito del Príncipe Felipe, el cual dejó una grata impresión. El príncipe disfrutó de los festejos que se hicieron en su honor y se destacó tanto en los bailes como en los torneos. En este viaje por Italia conoció al gran pintor Tiziano, al que encargó algunos retratos. A finales de enero de 1549 la comitiva abandonó Italia. En Trento, a donde llegó el 24 de enero, el príncipe fue recibido por los prelados dependientes de Carlos V que participaban en el Concilio y por el joven Mauricio de Sajonia, con el que el príncipe entabló una buena relación. El viaje hacia los Países Bajos duró seis meses llenos de festejos. En abril de 1549 llegó a Bruselas, donde se reunió con su padre y con el principal consejero de este, Granvela. La reina María de Hungría, hermana de Carlos V y regente de los Países Bajos, dio una gran fiesta a los viajeros. 

Granvela
Maria de Hungría
Felipe y Carlos pasaron tres meses en Bruselas debido a la mala salud del Emperador. El príncipe Felipe tuvo dificultades con el idioma, lo que hizo que los nobles locales se formaran una mala impresión inicial. Pero el joven príncipe supo adaptarse a la situación y se ganó el favor de los nobles gracias a su participación en los festejos. Felipe entró en contacto con los principales nobles del territorio, los cuales tendrían un papel destacado en la política europea de los próximos años. Allí conoció a Guillermo de Orange y a Lamoral de Egmont, entre otros jóvenes dirigentes. Parece ser que Felipe mostro un especial interés por la hermosa duquesa de Lorena. Finalmente, el12 de julio Carlos V emprendió con su hijo el viaje por los Países Bajos. 
Guillermo de Orange

Lamoral de Egmont

Duquesa de Lorena
A lo largo de 1549 Carlos V y el príncipe Felipe realizaron un viaje por los Países Bajos, con la intención de que tanto Felipe como sus súbditos se conocieran. El viaje fue todo un éxito y las distintas ciudades que visitaron rivalizaron entre sí en cuanto a fiestas y engalanamientos, gracias a lo cual, el príncipe Felipe se llevó una grata impresión de los Países Bajos. Se mostró tolerante con los protestantes, disfrutó de los espectaculares festejos en su honor y sedujo a algunas damas. Felipe quedó impresionado por la riqueza y esplendor de las ciudades flamencas, en especial con Amberes, el principal centro comercial de Europa. La comitiva también estuvo en Rotterdam, la ciudad natal de Erasmo, donde el príncipe mostró interés por los lugares en los que había vivido el humanista.

El 8 de julio de 1550 Carlos V y su hijo llegaron a Augsburgo para la apertura de la Dieta Imperial. Felipe participó  en las sesiones políticas de la Dieta, en la que se debatió sobre los problemas religiosos de Alemania y la posibilidad de una invasión turca por el Danubio. En la Dieta se estableció el respeto a la fe luterana en Alemania y se acordó que las disputas religiosas fueran llevadas al Concilio de Trento.
Tiziano
Felipe hizo llamar a Tiziano a Alemania y le encargó una serie de obras conocidas por las poesías. También aprovechó esta estancia para ampliar sus conocimientos arquitectónicos. Tras la Dieta, Carlos V reunió a la familia Augsburgo para tratar sobre el reparto de su herencia. Carlos V pretendía que su hijo heredase la corona imperial junto  al resto de sus posesiones, pero su hermano Fernando, a quien ya había hecho nombrar Rey de Romanos, se negó a renunciar, por lo que el Emperador tuvo que desistir de su propósito. La reunión familiar duró seis meses, plagados de disputas y negociaciones, tras los cuales se llegó a una solución de compromiso que nos sería respetada. Se acordó que la corona imperial pasaría a Fernando de Austria, de éste al Príncipe Felipe y por último al Archiduque Maximiliano.
Fernando de Austria

La estancia en los Países Bajos y Alemania se prolongó hasta mayor de 15511, fecha en la que Felipe regresó a la península Ibérica para hacerse cargo del gobierno. El príncipe había pasado dos años en el Imperio, rodeado de protestantes con los que había participado en fiestas de todo tipo. El viaje del príncipe fue considerado como un gran éxito por parte de la Corte, aunque Felipe cometió numerosos errores y su desconocimiento de los idiomas supuso un problema para su integración en las reuniones. 

En el verano de 1551 Felipe llegó a Barcelona, donde permaneció algunos días a la espera de su primo Maximiliano. Tras despedirse de su primo, emprendió viaje a Zaragoza y posteriormente hacia el norte, alcanzando Tudela el 19 de agosto. Allí, fue jurado como señor de Navarra. En el otoño de 1551 llegó a Valladolid, desde donde se hizo cargo del gobierno de forma directa. Su padre, convencido de la capacidad de gobierno del príncipe, le pidió desde entonces opinión en todos los asuntos importantes, sin dar consejos ni instrucciones y confiando en el criterio de su hijo. 

Mauricio de Sajonia
En 1551 estalló la guerra de nuevo. Los príncipes protestantes alemanes, apoyados en Francia, se sublevaron contra el Emperador. En este conflicto ocurrió un hecho que marcó profundamente al Príncipe: la traición de su amigo Mauricio de Sajonia. La situación del Emperador era complicada y numerosos nobles salieron de España en su auxilio. Felipe quiso participar en la guerra, pero Carlos V le convenció de que su puesto estaba en la península. A lo largo del año, Felipe reunió a las Cortes en busca de dinero y efectivos para la guerra. En 1552 permaneció seis meses en Monzón negociando con las Cortes de Aragón.
Enrique II

Ese mismo año la hermana pequeña de Felipe, Juana de Austria, marchó a Portugal para casarse con el heredero al trono luso, el príncipe Juan, heredero de Juan III. El matrimonio fue breve por el fallecimiento del príncipe, pero nació un hijo, Sebastián, futuro rey de Portugal. En 1552 y 1555 fueron años desastrosos para Carlos V. Los protestantes alemanes se aliaron con Enrique II y el Emperador perdió las plazas de Tolón y Verdún, y fue humillado en Merzt. En la batalla de Innsbruck el Emperador estuvo a punto de caer prisionero de las tropas de Mauricio de Sajonia

En 1555 fue elegido papa el italiano Giamprietro Caraffa, bajo el nombre de Pablo IV, enemigo acérrimo del Emperador.
Pablo IV

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