MUELLE DE ARRILUCE.GETXO.VIZCAYA. ACUARELA DE PALOMA ROJAS

sábado, 31 de mayo de 2014

LA DÉCADA OMINOSA (1823-33)


Fernándo VII a caballo
Pese al nombre que le han dado los historiadores la última década del reinado de Fernando VII es de cierta bonanza, pero como el rey se había enemistado con todos, la valoración que hacen los historiadores de todo signo es negativa. 
Hay una cierta recuperación debido a que el rey nombra para Hacienda a un hombre inteligente y trabajador: López Ballesteros que enjugo el déficit gracias al crédito. pero lo malo es que todos los empréstitos  se formalizan con bancos extranjeros.  El  cambio de coyuntura económica permite una cierta expansión económica; se creerán nuevas industrias y en Cataluña, en la fábrica de Bonaplata, se utiliza por primera vez la máquina de vapor para producir tejidos. Al  constatar la pérdida de las  colonias,  se aprovecha lo poco que queda en las Antillas y Filipinas para aumentar sobre todo la producción de azúcar.  Desde el punto demográfico el censo de 1826 arroja el dato de una población de 14 millones de habitantes; en resumen, nos encontramos con una situación de relativa prosperidad.
López de Ballesteros
Sin embargo en el aspecto político el régimen de Fernando VII caminaba sin rumbo, y aunque algunos afrancesados entran en la Corte, las reformas que proponen no son aceptadas ni por realistas ni por liberales, que no estaban satisfechos  con las tímida reformas llevadas a cabo. De  hecho los realista ponían sus esperanzas en el heredero de la corona, el infante don Carlos ya que el rey no tenía herederos. 
Carlos María Isidro
Esta situación cambia cuando el rey contrae un cuarto matrimonio con su sobrina María Cristina de Nápoles. La  nueva reina no tenía nada de liberal, la corte de Nápoles era aún más reaccionaria que la española, pero si la nueva reina daba un heredero al rey esto significaba que los realistas quedarían descalificados.
María Cristina de Nápoles, reina regente.
En 1830 nace la princesa Isabel y al año siguiente la infanta Luisa Fernanda. Esto  implica un problema legal porque los Borbones traen consigo la Ley Sálica por la que las mujeres no pueden reinar, pero Fernando VII hizo publicar una Pragmática por la que abolía el Auto Acordado de Felipe V. Los elementos liberales vieron aquí la solución a sus problemas mientras que los realistas se asustan.
Princesa Isabel, futura Isabel II
Infanta Luisa Fernánda
En 1832 estando el rey gravemente enfermo, varios elementos liberales se ofrecieron a apoyar a la reina y a su hija. La  reina acepta y se dan los llamados sucesos de la Granja por lo que, cuando el Rey muere en 1833, el gobierno estaba en manos de los liberales lo que hace  que empiece la guerra con el llamado Manifiesto de Abrantes publicado por el infante don Carlos desde Portugal, afirmando que se hacía cargo de la corona, dando así  inicio a la Primera Guerra Carlista.

Primera Guerra Carlista 1836-39

La reina Gobernadora necesitaba de los liberales para defender los derechos de su hija. Nada más morir el rey se producen levantamientos Carlistas en distintos lugares pero sobre todo el País Vasco y Navarra. Los carlistas contaban con apoyos fundamentalmente en el ámbito campesino. De  hecho eran más los partidarios de don Carlos que los de doña Isabel pero estos eran más fuertes e influyentes: propietarios, hombres de negocios, intelectuales y la mayor parte de la nobleza -  cuando se dieron cuenta de que no se iban a meter con sus propiedades -  pero lo más importante es que casi todo el ejército se pone de parte de la reina. Desde el punto de vista diplomático, Francia, Inglaterra y Portugal se ponen de parte de la reina, mientras que Rusia y Austria lo hacen por el pretendiente, pero las alianzas de los carlistas no sirven de nada mientras que las potencias vecinas sí que aportan ayuda a los liberales.
Los Carlista, más numerosos, no contaban con medios y salvo Zumalacarregui carecieron de cabezas competentes y el mismo don Carlos era torpe e ingenuo; se rodea de una camarilla de personas  de espíritu renovador que acaban haciéndole impopular. De hecho muchos conservadores, sin abandonar sus ideas, abandonan el bando Carlista decepcionados de don Carlos.
Zumalacarregui


La guerra tiene dos fases

1833-35. Mientras Zumalacárregui dirige sus tropas, llevando a cabo una táctica de operaciones lentas y bien definidas, consigue poco a poco ir aumentando las zonas carlistas, pero muere en el asedio de Bilbao en 1835.

1836-39. Es la época de las grande expediciones carlistas con que se pretendía extender el conflicto a toda la Península. Podemos  destacar la Gran Expedición Real llevada a cabo por don Carlos en 1837, que está a punto de entrar en Madrid. No  controlan el territorio sino que  son simples cabalgadas, sin conservar el territorio. Esto  permite a los liberales afianzarse en el país mientras que el carlismo se debilita por disensiones internas. En 1839 el general Maroto se rinde en Bergara tras el pacto de Oñate y el aspirante tiene que  salir de España. Sólo el general Cabrera resiste el Maestrazgo.
  
General Maroto con su nieta
General Cabrera

La regencia de María Cristina

El gobierno de Cea Bermúdez nombrado por María Cristina era partidario de una reforma desde arriba tipo despotismo ilustrado pero los liberales no estaban de acuerdo: querían un régimen representativo parlamentario llevando a cabo una convocatoria electoral. Como el presidente del gobierno era partidario de una reforma desde arriba, cuando los que pedían elecciones fueron los militares, decidió dimitir.
Cea Bermúdez
El nuevo primer ministro fue Martínez de la Rosa, intelectual, poeta y dramaturgo, había sido diputado en las Cortes de Cádiz, pero se exilió a Francia donde entra en contacto con el romanticismo. De  hecho se le considera el introductor de esa corriente en España. Ese contacto con el romanticismo le ha moderado aunque mantiene sus principios liberales. 
Martínez de la Rosa
Martínez de la Rosa no tenía nada de revolucionario. Restablece el régimen representativo, pero con la menor cantidad de representación posible, redacta el Estatuto Real en 1834 que no es una Constitución sino una Carta Otorgada, establece las Cortés en dos estamentos: el de próceres y el de procuradores. Eran dos cámaras. En la primera, la de Próceres, estaría los miembros de la nobleza, jerarquías eclesiásticas, altos mandos militares y otras personas nombrados por el rey entre las personas distinguidas por su ilustración o riqueza; es decir aquí estarían las antiguas clases privilegiadas junto con la nueva aristocracia (militares, intelectuales, propietarios). Podrían estar en el Estamento de Procuradores aquellos españoles que tuviesen una renta de 12.000 reales anuales y fuesen elegidos en votación por los varones mayores de 25 años contribuyentes del censo, es decir que había que pagar precio para elegir y ser elegido.
En cuanto a las funciones de las Cortes, podían aconsejar y pedir pero sin legislar.
Todo esto hace que no sea aceptado por los liberales y para complicar más las cosas se desata  en España una epidemia de cólera que lleva a lanzar la idea de qué los frailes son los que ha provocado la epidemia envenenando la aguas, dándose por primera vez en España el asalto de conventos y asesinato de religiosos -  sólo en Madrid mataron a cien -  Las autoridades no se atrevieron a cortar los desmanes ante el temor de ser tachados de absolutistas. 
Conde de Toreno
Ante  este cúmulo de desastres el gobierno Martínez de la Rosa naufraga y la Regente nombra en 1835 al conde Toreno primer ministro, otro antiguo liberal de Cádiz arrepentido, para acallar las protestas de los exaltados. Expulsó  a los jesuitas de España y poco después suprimió todos los conventos y monasterios que no tuviesen por lo menos doce individuos profesos; pero estas medidas no fueron suficientes porque continuaron las alteraciones del orden público en todo el país especialmente en Barcelona  que quedó sumida en la anarquía. Los  exaltados exigen la destitución de Toreno. Y  la regente en otoño 1835 nombra el exaltado Álvarez Mendizabal con el que podemos decir que el pleno liberalismo queda instalado en España.

La Desamortizacion 

Los liberales exaltados eran pocos pero se lanzaban a la calle, gritaban y alborotaban y con su entusiasmo daban la impresión de que lo llenaban todo. Además contaban en  sus algaradas con gente del arroyo que esperaban obtener fruto del desorden. Como  eran muy hábiles y pedían un liberalismo autentico cualquiera que se les opusiera era considerado absolutista.  Los políticos moderados y la propia Regente no supieron defenderse y cedieron hasta dar el poder a los radiales en 1835.
Álvarez de Mendizabal
Mendizabal sube al poder con fama de hombre hábil en gestión  política y económica; prometió solucionar  de golpe los dos problemas del país: la guerra civil y la bancarrota. Pero  para lograrlo exigió un voto de confianza de las Cortés. Una  vez obtenido las disolvió y gobernó de forma dictatorial.
El método que emplea para solucionar los problemas fue la incautación de los bienes de la Iglesia, mediante tres decretos:
Supresión de todas la órdenes religiosas de España excepto las que se dedicaban a la beneficencia. Declara  todos los conventos y sus bienes propiedad del Estado y por último saca la venta todos esos bienes.
Como todo lo obtenido fue menos de lo que se pensaba porque, por una parte la propaganda anticlerical había exagerado mucho las cosas y por otra la Iglesia se había empobrecido mucho en los últimos 50 años, de  hecho la expropiación supuso el 8% de las tierras cultivadas de España.
El Estado no realizó el negocio que Mendizabal esperaba porque como la oferta era fabulosa  y urgía vender,  las subasta se remataron a bajos precios y muchos particulares se hicieron con grandes propiedades  en condiciones muy cómodas, ya que se podía pagar en un plazo de  16 años y además como se habían emitido bonos podían ser utilizados para pagar. De esta forma  la Hacienda no se recupera y no se puede llevar a cabo la segunda parte del plan: hacer una leva de 100.000 hombres para terminar con la guerra civil.
Las consecuencias materiales es evidente que no supuso un benéfico grande para la economía porque los que compraban las tierras eran grandes propietarios que aumentan sus bienes pero no mejoran la producción y los bienes quedan en manos de unos pocos en vez de producirse un reparto de tierras y crear una clase media campesina.
En el aspecto social el ámbito fue favorable a los propietarios y desfavorable para los campesinos. Estos, en las tierras amortizadas habían sido  colonos que pagaban un censo al convento y se quedaban con el producto de la tierra. Ahora  el nuevo amo o las explota el directamente,lo que hace  que se conviertan en jornaleros o tienen que pagar un arriendo en las condiciones que el nuevo amo ponga;esto hace que surja en España el proletariado campesino.
Desde el punto de vista político los compradores se dan  cuenta que deben sus riqueza al régimen liberal y que todo podía estropearse  con un cambio político por lo tanto se convierten en los más firmes valedores de la  reina y sus gobiernos..

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