MUELLE DE ARRILUCE.GETXO.VIZCAYA. ACUARELA DE PALOMA ROJAS

domingo, 17 de junio de 2012

IMPERIO BIZANTINO



LOS SUCESORES DE JUSTINIANO.

La desaparición de Justiniano produjo un repliegue del centro de gravedad de la política bizantina  hacia oriente, debido a la política pasiva de Justiniano en esa frontera. A su muerte  pagaban 3.000 libras de oro a Persia por mantener una paz más bien precaria con los sasánidas. 
Solido de Justino II
Justino II, sobrino y sucesor, adoptó una política de firmeza con Persia, dejando de pagar el tributo anual. La consecuencia es una larga guerra que durará 20 años, cubriendo el reinado de Justino II (565-578) y el de su sucesor Tiberio Constantino (578-582). 
Solido de Tiberio Constantino
Tiberio había sido nombrado  César por Justino y los últimos cuatro añoso había gobernado él el imperio., La guerra termina en tiempos del Emperador Mauricio que aprovechando luchas internas en Persia apoya al joven Cosroes II que consigue el trono gracias al apoyo bizantino.  Mauricio (582-602) fue uno de los emperadores más notables. 
Solido Emperador Mauricio
Moneda de Cosroes II
Pese  a la orientalización del Imperio,  fortaleció la defensa de occidente con la creación de los Exarcados de Rávena y Cartago, amplias provincias en Italia y África en las que estaba unido el poder civil y miliar en manos del Exarca. 
Exacardo de Rávena
En el último cuarto del siglo VI, la situación en los Balcanes se hizo cada vez más crítica. Los ávaros habían constituido un reino al norte del Danubio y en los años finales de la década de los años  80, los eslavos comenzaron a instalarse de modo permanente en la Península balcánica. La presencia eslava ofrecía características nuevas ya que pretendían establecerse de modo definitivo. Los  otros pueblos bárbaros se habían limitado a devastar y robar para retirarse después. Mauricio trató de impedirlo y de restablecer de modo permanente la presencia bizantina. Para  ello tan pronto como terminó la guerra con Persia lanzó una gran ofensiva contra los bárbaros que en principio resultó exitosa para las armas bizantinas, pero la prolongación de la lucha sin resultados definitivos, produjo desencanto, tanto en la capital como en el ejército, donde cundió la indisciplina. En  el año 602 el ejército del Danubio se subleva y   proclaman emperador a un oficial de escasa relevancia: Focas. Mauricio perdió el trono y fue asesinado junto a todos sus hijos.
En la primera década del siglo VII, bajo el emperador Focas (602-610), Bizancio conoció uno de sus períodos de más profunda decadencia: la situación en la frontera de los Balcanes era catastrófica, el Rey de Persia, Cosroes II, se erigió en vengador de Mauricio e invadió Asia Menor, llegando sus tropas hasta Calcedonia en la orilla oriental del Bósforo frente a Constantinopla. La Península balcánica fue abandonada a ávaros y eslavos que la dominaron totalmente. En el interior, la represión contra los enemigos políticos, especialmente de la aristocracia, consumó la ruina total del orden social romano del Bajo Imperio. Tan solo en el terreno religioso, la política de Focas tuvo algunos resultados, gracias a su acercamiento a Roma y a la ortodoxia. El Exarca de África, Heraclio, se sublevó en Cartago contra el tiránico emperador y su iniciativa fue secundada en Egipto. Desde África, el hijo del Exarca, Heraclio el Joven, marchó al frente de unan flota rumbo a Constantinopla, recogiendo la adhesión de todos los puertos a lo largo de su viaje. Al llegar a la capital fue acogido como un salvador; estalló una revolución y Focas fue depuesto del trono y ajusticiado. Heraclio recibió la corona imperial de manos del Patriarca de Constantinopla el cinco de octubre del 610. Esta fecha significó el comienzo de una nueva era que trae consigo la renovación profunda del Imperio Bizantino.
Moneda de Focas
EL SIGLO DE LOS HERACLIDAS

Cuando Heraclio ocupó el trono (610-641), el Imperio parecía al borde de la ruina, pero la energía del nuevo emperador y sus sucesores, llevó a acabo la renovación social  y política necesaria para salvar la situación. Durante el siglo VII llevaron a cabo lo que podemos llamar la transición del Imperio Romano de oriente al Imperio Bizantino Medieval, Imperio en el que el soberano cambió simbólicamente de titulación y en vez de Augusto pasó a llamarse Basileus. 
El siglo VII registró un acontecimiento demográfico de gran importancia: la instalación de los eslavos en los Balcanes y en regiones propiamente helénicas: Tracia, Moesías y Macedonia, llegando incluso a las islas griegas. La mayor parte de los Balcanes pasaron a ser tierras eslavas, lo que los escritores bizantinos llamaron Las Esclavinias. Este elemento eslavo que se mezcla al griego contribuyó a  hacer más profunda la diferencia entre el mundo latino y   el bizantino.
En los años difíciles del primer período de su reinado, Heraclio impulsó una profunda renovación de la estructura del Imperio, que significó la decadencia de la institución básica hasta ese momento, de la Prefectura del Pretorio; sus servicios financieros pasaron a manos del Logothetas, nuevos funcionarios que aparecen tanto a nivel central como en las demarcaciones regionales de nueva creación; las Themas son una  anueva unidad administrativa de carácter esencialmente castrense en la cual los poderes militares y civiles se concentraban en el Estratega. Las viejas provincias subsisten durante un tiempo pero sus gobernadores quedan subordinados al Estratega del Themas en cuyo territorio se encontraba  la provincia. También  se crea un Themas de los marinos cuyo  Estratega llamado Karabisianoi mandaba la flota imperial. Su  nombre venía de Karabis, un tipo de nave  muy utilizado. Antes de finalizar el siglo VII, el sistema de Themas se extendió a todo el Imperio y tendrá una extraordinaria importancia desde el punto de vista militar y social. En estos distritos se operó un asentamiento de tipo castrense, concediéndose tierras a soldados en calidad de beneficios militares a cambio del servicio en el ejército; estas tierras se transmitían al hijo mayor que las recibía junto  con las obligaciones militares del padre. Esto puso las bases de un ejército indígena: reclutado en la respectiva región  evitó al Imperio reclutar mercenarios extranjeros. Masas de eslavos llegados de los Balcanes fueron trasplantados a Asia Menor, donde recibieron  beneficios militares y se les llamó Estratiotas; estas concesiones desarrollaron la pequeña propiedad rural. La reorganización del ejército transformó la estructura orgánica de sus unidades tácticas, la legión fue sustituida por el Kathalogos o Numerus cuyos efectivos oscilaron entre 200 y 500 hombres.

LA GUERRA DE PERSIA

Los primeros años de Heraclio fueron dramáticos. Persia lanzó un ataque formidable y se apoderó de toda el Asia bizantina. Jerusalén cayó en sus manos y las reliquias de la Santa Cruz fueron capturadas por los persas y llevada a Ctesifonte (614). En 619 perdieron Egipto,  mientras que los ávaros legan hasta las murallas de Constantinopla. Por fin en la primavera de 622, Heraclio con las fuerzas renovadas del Imperio, inicia una campaña militar contra Persia. La guerra duró seis años y tuvo diversas alternativas. El primer campo de batalla fueron Armenia y el Cáucaso en el año  626. Mientras  el ejército bizantino luchaba en tierras lejanas, un ejército combinado de persas y ávaros puso  sitio a Constantinopla. Heraclio no interrumpió sus operaciones militares y la capital defendida por su hijo y sobre todo por el Patriarca Sergio, alma de la resistencia, impiden que caiga la ciudad. El pueblo atribuyó a la Virgen María la salvación de la urbe imperial y Sergio compuso el Himno Acathista, que se sigue cantando en la liturgia ortodoxa. La iglesia griega todavía celebra la fiesta de la milagrosa liberación de Constantinopla.
Palacio de Ctesifonte
Superado el peligro, los bizantinos prosiguen la guerra en Persia y en 627 consiguen la importante victoria de Nínive.  Al  año siguiente una revolución derribó a Cosroes y su hijo se apresuró a pedir la paz, devolviendo al Imperio todos los territorios conquistados. Heraclio fue recibido triunfalmente en la capital después de seis años de ausencia. Heraclio, el gran caudillo cristiano, recuperó la Santa Cruz que él mismo devolvió personalmente a su basílica de Jerusalén el 21 de marzo del 630. En los Balcanes, la derrota de los ávaros ante las murallas de Constantinopla dejó maltrecho su poderío y varios pueblos dependientes de ellos se aproximaron al Imperio, reconociendo su soberanía los croatas y los serbios.
Batalla de Nínive, según Piero de la Francesca
EL MONOTEÍSMO Y LA IRRUPCIÓN ISLÁMICA

La última década del Imperio de Heráclito, está dominada por dos problemas que guardan relación entre sí: la cuestión religiosa y la irrupción de los árabes. La reconquista por Bizancio de las provincias orientales confirió nueva actualidad al tema de las relaciones con los monofisitas, que habían favorecido la ocupación de esas regiones por el enemigo del Imperio. Otra vez se volvió a la búsqueda de soluciones de compromiso capaces de hacer volver a la unidad religiosa. El Patriarca Sergio propuso como solución el Monoergismo, doctrina por la cual en Cristo habría dos naturalezas y una sola energía. La oposición ortodoxa del Patriarca Sofronio de Jerusalén hace que Sergio presente otra fórmula más suave: el Monotelismo, es decir la existencia en Cristo de dos naturalezas y una sola voluntad. Esta fórmula fue recogida en un Ekthesis, edicto imperial, que impuso esa doctrina en 638, pero el Monotelismo rechazado por los ortodoxos tampoco fue aceptado por los monofisitas de Siria y Egipto cuyo descontento favoreció la invasión árabe. De hecho el mismo año de la publicación de Ekthesis, Siria y Palestina estaban en manos del Islam y Egipto estaba a punto de caer.
El final del reinado de Heraclio se ve ensombrecido por la entrada de los árabes. La larga guerra entre Persia y Bizancio debilitó ambos Imperios que caen ante la expansión del Islam. Los árabes entran en el Imperio en 634 y en 636 Siria y Mesopotamia están en su poder y en 640 Armenia y Egipto caen en también ante los árabes. Heraclio viejo y cansado es incapaz de reaccionar ante esta catástrofe y muere en el 641.

LA SUCESIÓN DE HERACLIO

La sucesión trajo nuevos problemas porque se había casado en segundas nupcias con su sobrina Martina, hecho mal visto por el pueblo que lo consideraba incestuoso. Heraclio deja el trono conjuntamente  a su primogénito Constantino III y a su hijo menor Heraclonas, nacido del matrimonio con Martina, que también participa en el gobierno. Ese mismo año fallece Constantino III y la Emperatriz es acusada de haberlo asesinado. Heracliona acosado por el pueblo tiene que coronar como co-emperador a Constante II, hijos de Constantino III, pese a lo cual el Senado  pide la deposición de Heraclonas y Martina, y ambos son condenados a la pena de mutilación  y destierro.
Solido de Heraclio y sus hijos Constantino II Heraclio y Heraclonas

El reinado largo y desafortunado de Constante II (641-668) ve la culminación de la pérdida de Egipto y la creación de una gran flota musulmana que en el año 635 derrota la flota bizantina. Solo las luchas internas entre los sucesores del califa  Otman, salva a Bizancio.
La cuestión religiosa sigue vigente  sin necesidad porque, perdidas las provincias orientales la cuestión monofisita deja de tener interés, pero el emperador promulga un decreto que prohíbe toda discusión acerca de las naturalezas de Cristo, rechazado por el Papa Martín I y por  Máximo  el Confesor, patriarca del Norte de África. En los Exarcados de Italia y África se producen revueltas contra el Emperador, que consigue sofocarlas desterrando al Papa Martín I a Crimea donde muere y a Máximo el Confesor, que también muere en el destierro del Cáucaso, debido a los malos tratos. El Emperador se traslada a Italia donde es asesinado en Sicilia en el año 668.

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