MUELLE DE ARRILUCE.GETXO.VIZCAYA. ACUARELA DE PALOMA ROJAS

martes, 24 de enero de 2012

CLASES DE HISTORIA



Europa siglo XI

Apuntes tomados en clase por Lourdes A.

Después de la muerte del Enrique II perteneciente a la  dinastía Sajona, se instaura la dinastía Salia con los emperadores:   Conrado II, Enrique III, Enrique IV y Enrique V.
Al emperador Conrado II muerto en 1039 le sucede su hijo  Enrique III de 22 año. Desde  1028 estaba asociado al trono; aportó una gran dote y educación exquisita. Enrique tenía un elevado concepto del Imperio y una gran responsabilidad ante Dios como gobernante.
Pero  pronto se va a encontrar con numerosos problemas.  Existía  por parte de los  señores feudales el patronazgo  hacia las parroquias; y como  los obispos a su vez eran señores feudales en sus territorios, el emperador consideraba que a él le correspondía velar por el buen funcionamiento de la iglesia.También es verdad que durante  el mandato de Enrique III,  hombre profundamente religioso y con un alto sentido del deber y la honestidad,   que supo elegir   para gobernar las diversas diócesis a Obispos de  eran de probada virtud. De esta forma   se realizaron  bastantes buenas reformas en la Iglesia alemana. Aunque luego  no ocurriría  lo mismo con sus sucesores.
Enrique III
El emperador tenía dos focos de conflictos  uno en Alemania y otro en Italia.
En Alemania todos los emperadores habían intentado su unificación pero hay que decir que ninguno lo consiguió, Sin embargo en Francia por una serie de casualidades, entre las que se cuentan   alianzas matrimoniales y la suerte sí se consiguió un estado territorialmente unificado aunque feudal.
En Alemania era muy difícil   controlar a todos los ducados pues el poder   estaba muy atomizado.  Además hay que tener en cuenta que el poder ducal siempre intentó  por todos los medios  transmitir el cargo por herencia. El primer intento para cambiar el sistema de transmisión hereditaria se le presentó  al emperador cuando falleció el Duque de la Alta y Baja Lorena y transmitió el poder ducal  a sus dos hijos. Pero murió tempranamente uno de ellos. Y el hijo sobreviviente, Godofredo el Barbudo, Duque  de la Alta Lorena, exigió que  el cargo en  la Baja Lorena pasase a sumarse a su patrimonio por herencia.  Enrique III va a ver una oportunidad de oro para que estas posesiones pasen al Imperio. Se declara una guerra en la que el vencedor  es el Emperador pero  se apunta una victoria pírrica porque Godofredo se niega  a dejar el poder.
Más suerte  tuvo el emperador  en Suabia y Baviera, Enrique III era  duque de estos estados   pero al ser coronado emperador debía de renunciar al ducado que entonces pasó a manos del duque de Luxemburgo, pero éste muere y Enrique propone a su hijo y a la falta de este a su esposa la emperatriz Inés con lo que Enrique consigue el dominio  e influencia en estos dos ducados por el momento.
Otro problema que tenía que solventar Enrique III era la zona oriental del imperio, pues Bertoldo conquista Polonia uniéndose a Hungría y hacen un frente común. El emperador conquista Praga y depone  al rey, pero a la larga no se consiguieron grandes logros.
En el Sur Italia era otro el  problema. El Papa siempre había sido importante para el nombramiento del emperador pero a su vez el pontífice  necesitaba la ayuda de emperador para atemperar a la nobleza romana siempre muy levantisca llamada  “la nobleza negra” que siempre querían inmiscuirse en el nombramiento de los Papas y en su gobierno.
En 1046 fue elegido Clemente II alemán y protegido del emperador. Aquí vamos a entrar en un ciclo de Papas alemanes.  Clemente II no es aceptado por la nobleza romana. A Clemente II le sucede Benedicto IX y Dámaso II en un par de años, hasta que finalmente es nombrado Papa San León  IX (1049-1054). Llegado a Roma quiso entrar a pies descalzos como signo de humildad. Trató de evitar el Gran Cisma entre la Iglesia  de Oriente y Roma. Será además una gran renovador de la disciplina eclesial persiguiendo  la simonía. Con la ayuda del emperador Enrique III van a poner bajo control a la nobleza romana.
En 1056 muere Enrique III. Su hijo,  Enrique IV, aún un niño queda bajo la regencia de la emperatriz Inés, pero  al no existir, en ese periodo de tiempo una mano dura, la nobleza alemana va a volver a las andadas y en 1062 la emperatriz va a ser depuesta por una conjura  de nobles.  Aprovechando este vacío de poder  el Papa se liberará de la tutela alemana.
Enrique IV
En 1073 el pueblo romano- era la forma de elección papal de época -  proclama al monje Hildebrando, oriundo  de la Toscana,  como Gregorio VII  (1073-1085). Era un  Papa  muy enérgico con una alto sentido de la responsabilidad de la Iglesia de Cristo. Pero este  exceso de carácter le traería amargas consecuencias.
Gregorio VII
Gregorio VII imbuido del ideal agustiniano de la Ciudad de Dios y de la Ciudad terrena consideraba a el Imperio y la Iglesia como las dos ciudades agustinianas, pero primando  siempre a la ciudad espiritual por encima de  la terrena. Así que Gregorio VII no acepta que los nombramientos de los  obispos lo hiciera el emperador, ni que lo párrocos fueran  elegidos por los patronos.  Poniéndose en contra de la simonía (cualquier intervención civil en el terreno espiritual eclesial) se da la querella de las investiduras.
Numerosos obispos y abades en general prestaban vasallaje a sus señores laicos debido a los feudos que éstos les otorgaban en patronazgo. Siendo territorios dominados por señores civiles que conllevaban derechos y beneficios feudales, su concesión era realizada por los soberanos mediante la investidura.  Al provenir Gregorio VII del monacato, por educación y disciplina era un monje muy culto y además muy riguroso,  así que inmediatamente exigió  una elección libre de los obispos siendo el cabildo catedralicio el que los seleccionase  y nombrase obispo sin la presión de los señores feudales.
La contradicción y el problema surgían porque Enrique IV tenía 40 obispados para controlar contra una nobleza que cada vez se estaba haciendo más insurgente, así que el emperador no quería perder esa prerrogativa de elección. La chispa del enfrentamiento surgió con la diócesis de Milán que en aquella época estaba bajo la influencia del Imperio. Había dos candidatos: Godofredo y Atón y  ante los desórdenes que se crearon en Milán, el emperador nombró obispo a Teobaldo, un milanés, pero el Papa declaró nulo el nombramiento y amenazó con la excomunión. Entonces el emperador,  en un Sínodo de obispos en Worms,  declaró usurpador al Papa.
El Emperador Enrique IV delante del Papa Gregorio VII en Canossa
La noticia de la excomunión cayó como un rayo en Alemania, pues el Emperador vio consternado, como sus obispos, uno tras otro, y hasta los nobles, le dejaban sólo.  Pero es que la excomunión implicaba la dispensa a todos sus súbditos del voto de lealtad, Así que cuando se enteró el Emperador  de que habían decidido- en secreto-invitar al Papa a desplazarse a Augsburgo para celebrar un nuevo Sínodo, en el que escogerían un nuevo monarca, hizo algo espectacular: se desplazó a Italia con su esposa.  Gregorio VII, camino ya de Augsburgo  se refugió en el castillo de Canossa, perteneciente a la Condesa Matilde, de Toscana.
Condesa Matilde de Canossa,
Durante  tres días y tres noches el emperador permaneció  vestido de saco  en señal de penitencia. El Papa finalmente a instancias de la Condesa Matilde y del Abad de Cluny Hugo le absolvió.
Hugo, Abad de Cluny, Condesa de Canossa y Enrique IV
Enrique volvió a Alemania, sofocó la revuelta de los nobles que habían elegido otro emperador en la figura de Rodolfo de Suabia y luego volvió a Italia, donde había nombrado otro Papa, Clemente III, y Gregorio VII tuvo que huir a Salerno donde murió un año más tarde, con el corazón roto. En su tumba reza el siguiente epitafio
Amé la justicia, aborrecí la iniquidad, por eso muero en el exilio.

Sepulcro de  Gregorio VII en Salerno
Desde entonces ya se formarán dos bandos los Güelfos y los Gibelino

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