MUELLE DE ARRILUCE.GETXO.VIZCAYA. ACUARELA DE PALOMA ROJAS

martes, 2 de julio de 2013

LA RUINA ECONÓMICA DE ESPAÑA


Siguiendo los apuntes de la clase de D. Luis Crovetto


España siempre fue un país pobre. 

Ni  en los mejores momentos del Imperio español la economía brilló a gran altura. Es cierto que las aportaciones de metales preciosos americanos proporcionaban una cantidad  incalculable de plata, pero faltaba una organización bancaria, industrial y mercantil capaz de absorber toda esa riqueza. La plata era una fuente gratuita de dinero pero no favoreció la estructura económica del país: primero, porque acostumbro a la españoles al lucro fácil, prescindiendo de los trabajos de transformación de los productos naturales mediante la industria, el comercio y la artesanía y en segundo lugar porque la abundancia de metal encareció los productos. Nuestra industria nunca estuvo en condiciones de competir con la extrajera, por lo que se importaba casi todo.
Por otra parte, el carácter español no se adaptaba fácilmente al espíritu mercantil y menos a esfuerzos monótonos, perseverantes y tenaces que son la clave del éxito de los hombres de empresa. Los   españoles del XVII se prestaban con facilidad a conquistar continentes, realizar inolvidables obras de arte y escribir obras de teología, pero no eran capaces de trabajar años para poner en marcha un negocio. Otras causas eran la pobreza del muy árido suelo español, el desigual reparto de la propiedad, la equivocada política económica y el desnivel de precios con el extranjero. La  plata americana compenso los fallos de la defectuosa estructura económica y en términos generales les permitió vivir sin trabajar, pero cuando entre 1640 y 50, coincidiendo con la época más dura de la guerra, los aportes empiezan a disminuir hasta ser la mitad que en 1620-30, la situación se vuelve insostenible.
El descenso de los aportes de la plata no es fácil de explicar. Parece  ser que en un principio se explotan las venas más gruesas y fáciles y en los años 40, aunque no se agota la plata, quedan los filones más difíciles de extraer, exigiendo muchos más mineros cuando el número de indígenas estaba disminuyendo en toda América, por lo que muchas minas tuvieron que cerrar. Por otra parte se empieza a desarrollar otro tipo de riqueza en la América española: en la segunda mitad  del XVII se empieza a explotar la tierra en forma de grandes propiedades e inmensos pastizales y hacen su aparición tipos originales: el ranchero mejicano, el gaucho argentino o el llanero del Orinoco. América aprende a vivir por su cuenta y a sustentase con sus propios recursos; ya no necesita importar tanto a cambio de la  plata de sus minas. En  cambio la Península ve que las rentas que durante más de cien años le han llegado regularmente, desaparecen. La  falta de plata hunde la economía española y la producción y el comercio quedan paralizados. De  hecho la ruina económica es la principal causa de la derrota militar.

La nueva política
Luis de Haro
Desde la caída de Olivares en 1642 es su sobrino don Luis de Haro el valido cuya personalidad no puede ser más distinta de la de su tío. Haro era discreto, prudente, poco ruidoso, enemigo de fanfarronadas y planes audaces; no tenía excesivo talento ni era hombre de empuje pero era realista y de gran sentido común. Podemos  decir, que era  lo que España necesitaba es esos momentos.
Haro sentía inclinación  por lo que el país necesitaba, su política va a ser sencilla y lógica: quería la paz, pero no a cualquier precio,  por lo que va a buscar guerras por separado y paces por separado, llegar a acuerdo con un enemigo con la menor pérdida posible para quedar con las manos libres frente a otro y así sucesivamente. Su programa va a ser:
1. Reforzar los Países Bajos con ayuda del Imperio y llegar cuanto antes a una paz, salvando al menos Bélgica.
2. Arreglada Bélgica, cargar con todas las fuerzas sobre Cataluña y recuperar esa parte esencial de España.
3. Recuperada Cataluña proseguir la guerra con Francia por sí se podía recuperar El Rosellón y Artois.
4. Una vez solucionado lo anterior dedicarse a Portugal. 
El problema es que no acierta con los  momentos adecuados para cada uno de estos planes. Haciendo  las paces y buscando la mejor ocasión para llevarlos adelante, deja escapar la buena
En Westfalia se pierde muy poco porque se reconoce la independencia de Holanda, que ya lo era de hecho, y se le cede Escalda y Limburgo. 
Cardenal Mazarino
A  Francia se le cede Franco Condado y Rosellón pero el país vecino no estaba mejor que nosotros; la nobleza estaba a punto de levantarse, la Fronda y el pueblo estaban a punto de rebelarse contra el nuevo primer ministro el italiano Mazarino, Francia estaba agotada por tantas guerras y los ciudadanos agobiados por los impuestos. Luis de Haro continúa la guerra con Francia acertadamente, no con la esperanza de ganarla sino de llegar a una situación menos desfavorable que disminuyese las peticiones francesas y sobre todo conseguir recuperar Cataluña ya que muchos catalanes estaban desengañados de la ocupación francesa e incluso estaban planteándose luchar contra sus nuevos dueños. 
Don Juan José de Austria
La Paz de Westfalia, al terminar con la pesadilla flamenca permite dirigir los esfuerzos a Cataluña.El marqués de Montara , partiendo de Lérida, que siempre se mantuvo española, inicio en 1650 un ataque sistemático y el avance es continuo porque los catalanes no hicieron el más mínimo  fuerzo por apoyar a los franceses. Don  Juan José de Austria y el marqués de Montara inician una operación sobre Barcelona y en 1652 los partidarios de la paz inician conversaciones con don Juan José que acepta una rendición honrosa para los defensores y Barcelona vuelve a reconocer a don Felipe IV que promete respeto total a los fueros del principado.
Turena
Príncipede Condé
En la zona de Artois sin embargo las cosas no van bien. Los  tercios había tomado ventaja aprovechando la sublevación de la Fronda; incluso generales como Turena o el príncipe de Condé se habían pasado eventualmente al bando de Felipe IV, pero desde 1654, coincidiendo con la mayoría de edad de Luis XIV, se da en Francia un resurgir que termina con las esperanzas de Haro que tendrá de enfrentarse a una Francia con gran capacidad de recuperación, por lo que era preciso concentrar todas las fuerzas en un solo punto y asestar el golpe con la máxima potencia. Don  Juan José de Austria, que no era un gran talento ni un buen general, pero que tenía decisión y temperamento se pone al frente de las tropas y derrota a los franceses en Valanciennes en 1656. Esta  batalla viene a ser lo contrario de Rocroy. Los  franceses, desconcertados, piden entablar conversaciones de paz que España, en plena euforia, rechaza y aquí don Luis de Haro comete el más funesto error de su vida ya que los franceses con su fabulosa capacidad de recuperación y con la ayuda de la Inglaterra de Cromwell, que esperaba conquistar Méjico  y las Antillas, ayudan a Luis XIV con un cuerpo expedicionario en 1658. 
Cromwell
Se  produce el asedio de Dunkerque, plaza que los españoles no estaban dispuestos a perder, produciéndose la Batalla de la Dunas en la que Turena ataco antes de que llegara la artillería española, mientras la escuadra británica atacaba por mar. El  desastre fue total y abrió al enemigo las puertas de los Países Bajos, obligando a pedir una paz a cualquier precio, dándose La Paz de los Pirineos en 1659 que se firma en la isla de los Faisanes, junto a la desembocadura del Bidasoa. Allí  don Luis de Haro y el cardenal Mazarino discutieron las condiciones de la Paz. Hay   que reconocer que la labor de don Luis de Haro fue eficaz. 
Batalla de la Dunas
Paz de Los Pirineos
Isla de los Faisanes
La frontera queda establecida desde el Bidasoa hasta el cabo de Creus, quedándose Francia con el Rosellón y la Cerdaña y en la frontera de Flandes con  la mayor parte del Artois. Bélgica sigue bajo dominio español y se entrega a la infanta María Teresa como esposa de Luis XIV en garantía de cumplimiento  del tratado. La Paz de los Pirineos pone punto final al Siglo de Oro español.
A partir de este momento se veía el país con las manos libres para solucionar el tema de Portugal. En  este caso también se equivoca don Luis de Haro pensando que era fácil de resolver una vez solucionado todo la anterior, pero no tiene en cuenta el patriotismo de los portugueses, el agotamiento de España y la intervención extranjera. Don  Juan José. Austria se pone el frente del ejército y ataca por la zona de Extremadura siguiendo la ruta invasora que había marcado el duque de Alba en tiempo de Felipe II. En  1663 preparo don Juan José el ataque sobre Lisboa y hubiera tenido éxito sin la participación de Francia e Inglaterra ayudando a los portugueses y aunque los españoles conquistaron Évora y Alcacer do Sal, los portugueses contraatacaron y consiguieron la victoria de Ameixial
Batalla de Ameixail
Don  Juan despechado porque no le concedieron los refuerzos que necesitaba, renuncio al mando de las tropas. Es  sustituido por el marqués de Caracena, que con los restos de los tercios de Flandes organiza una ofensiva sobre Lisboa que se estrella totalmente en la batalla de Villaviciosa en 1665. A España no le queda más remedio que reconocer la independencia de Portugal.
Marques de Caracena
Batalla de Villaviciosa
A partir desde momento Francia pasa a ser la potencia hegemónica y España pasa a formar parte de los aliados y no tiene problemas para aliarse con los holandeses o los príncipes luteranos y su políticas pasa a ser oportunista, alejada de los  ideales anteriores. Esta  nueva política no es más que una reacción contra lo anterior. España, desengañada, vuelve la espalda a los valores por los que se había sacrificado: decaen los estudios teológicos, filosóficos, literarios y artísticos y se preocupan más por la medicina, las matemáticas, la economía, las ciencias útiles. La Real Cédula de 1682 permitió a los nobles dedicarse a la fabricación de paños, pero este espíritu reformista no llega a cuajar porque España estaba desangrada y no tenía fuerzas para llevar a cabo una reforma en profundidad.Se hablaba de ella pero nadie la acometía, faltaba iniciativa, todo se quedaba en planes.

La regencia de doña Mariana
Mariana de Austria
En septiembre de1665 muere Felipe IV dejando como sucesor un príncipe enfermizo y como regente a su viuda Mariana de Austria, una extrajera que sólo se fiaba de su confesor alemán el padre Everardo de Nithard. Por otra parte nadie esperaba que el heredero llegara a la mayoría de edad. La regente demostró muy pronto su incapacidad de comprender a los españoles y  los problemas de gobierno. La  nobleza, la universidad y la cultura no servían para nada y no había una clase media capaz de sustituirla. Frente a un poder débil se levantan partidos contrapuestos, se publican manifiestos, pasquines y panfletos, se traman conspiraciones y estallan pronunciamientos al estilo de lo que después será el siglo XIX. En principio la regencia estaba muy bien pensada porque Felipe IV había elegido un consejo de regencia formado por las eminencias más importantes del  país, pero sus miembros no se entendían entre sí y además la regente no se dejaba guiar por el Consejo y como doña Mariana no tenía condiciones de gobierno, España estaba abocada a un nuevo valido. Todos  pensaban que el privado iba a ser don Juan José  de Austria, una especie de  héroe nacional, pero la regente no soportaba al hijo natural y sano de su esposo y acabo nombrando al padre Nithard que sin habérselo propuesto acabo siendo el gobernante del país. El jesuita hombre piadoso y bien intencionado, desconocía los secretos de la política y se hace odioso por su temperamento austero que le llevó a suprimir fiestas y representaciones teatrales. Su  impericia nos llevó a la ruina económica y su imprevisión en política exterior nos condujo a una nueva derrota.
Cardenal Everardo de Nithard
España no podía hacer más que dos cosas o aliarse con Francia o aliarse con los  demás contra Francia, pero el padre Nithard no hace ninguna de las dos.

Luis XIV declara la guerra a España aduciendo que los Países Bajos eran la dote de su esposa María Teresa y empieza la mal llamada Guerra de Devolución (1667-68) y aunque no fue un paseo militar como esperaba los franceses, por La Paz de Aquisgrán de 1668 hubo que cederles gran número de plazas en los Países Bajos. La derrota aumenta la impopularidad del valido y aumenta el número de partidarios de don Juan José de Austria, especialmente en los reinos de España. La corona de Aragón se hace portavoz de la idea formalista frente al centralismo castellano, representando la idea de que la salvación  del país venía de la periferia. En febrero de 1669, aprovechando la antipatía general hacia Nithard, se organiza una marcha sobre Madrid que obtuvo pleno éxito, el valido es enviado a  Roma como embajador de donde no volverá y donde pasara el resto de su  vida escribiendo sus memorias y solicitando el capelo cardenalicio. 
Luis XIV de Francia
Guerra de la Revolución
Don Juan José prefirió esperar a la mayoría edad del rey ya próxima, a tener que enfrentarse con la regente y se conforma con crear la Junta de alivios para reformar la administración a lo que la regente no le quedó más remedio que aceptar. Toma  el poder en este momento el conde de Peñaranda, con experiencia diplomática que organizó una alianza general contra Francia, con participación de Inglaterra y Suecia, pero Luis XIV actuó con astucia y solo Suecia entra en guerra al lado de España. Peñaranda como diplomático que era desdeñaba la política interior y como doña Mariana seguía sin entenderse con los miembros de la Junta de Regencia se vuelve al valimiento en la figura de un aventurero, Fernando de Valenzuela, llamado el duende de Palacio. Más  listo que inteligente empezó como correveidile de palacio y acabo siendo el dueño del país. Cuando Carlos II alcanza la mayoría de edad los destinos de España están en manos de un arribista y metida en una nueva guerra desastrosa.
Conde de Peñaranda
Fernando de Valenzuela
El valimiento de don Juan José de Austria
Carlos II
El nuevo rey, víctima de la consanguinidad de los Austrias, era enclenque, enfermizo y retrasado  mental. No  le podemos negar nobleza lealtad y su conducta fue siempre intachable pero no reunía las menores condiciones de inteligencia y voluntad para ponerse al frente de los destinos de España. Todas  las expectativas se hundieron a los pocos días del reinado personal de Carlos II y cae en manos de su madre que en vez de llevar la riendas de la política las deja en manos de Valenzuela que mantiene el poder por medio de la Guardia de la Charanga un cuerpo creado para mantener la situación. El  poder de Valenzuela pone en contra a la nobleza dirigidapor  Alba, Monterrey, Medellín y Talavera, a los funcionarios y al pueblo en general que apoyan a don Juan José de Austria para que  se convierta otra vez en el salvados  del país. En  1677 don Juan José vuelve de Aragón y entra en Madrid en medio de la aclamación del pueblo mientras que la reina madre es confinada en Toledo y  Valenzuela desterrado a Filipinas: estamos ante el primer pronunciamiento de nuestra historia.
Don Juan José  mostró un total respeto a su hermano el rey, cuando podría haberlo eclipsado fácilmente y se dedica a su función de gobernante con interés pero su carácter vanidoso y vengativo, producido por un complejo de inferioridad debido a su origen le invalida para hacer bien las cosas en un periodo tan complicado como el que le tocó vivir.
Lleva al rey a Zaragoza a jurar los fueros y proyecta un viaje a Cataluña, en 1678 pidió a las autoridad locales una relación de los  problemas y los medios que proponía para su solución; de aquí pretendía saca ideas para la gran reforma. En   enero de 1679 se crea la Junta de Comercio y Moneda para estimular el desarrollo económico. Uno  de sus redactores ya había salido al extranjero para estudiar los motivos de la prosperidad de los países vecinos y había vuelto con la idea de que teníamos que imitarlos. En general se proyectó más que se realizó y el propósito de repartir las cargas entre todas las clases sociales murió antes de nacer, aunque el gobierno de Don Juan José supuso una mejora porque cesó la venta de cargos, la política se llevó con más seriedad y se concertó el matrimonio de rey con María Luisa de Orleáns para asegurar un heredero. Firmó la paz de Nimega en 1678 por la que perdíamos el Franco Condado y gracias a la presión de las potencias sobre Luis XIV se consiguió una paz aceptable. Pero  los precios subían, la economía no levantaba el vuelo y las protestas empiezan a surgir. Su  muerte en 1679 salvo a don Juan José del fracaso definitivo.
María Luisa de Orleans
Paz de Nimega entre Francia y España
La época de los hechizos
Duque de Medinaceli
Cardenal Portocarrero
El  rey, siempre débil y a las  puertas de la muerte, parecía imposible que pudiera sobrevivir, pero de hecho reinará durante 20 años. Después  del bastardo real vinieron ministros sin programa político: el duque de Medinaceli hasta 1685, después el conde de Oropesa que comparte poder con el cardenal Portocarrero. Tiene  que soportar España dos nuevas guerras con Francia en las que se perdió Luxemburgo, pero este auge de Francia asusta a las potencias y se constituye la Liga de Augsburgo entre Austria, Suecia, los príncipes alemanes y España contra Francia a la que se van a ir uniendo, el Papa Inocencio XI, Holanda e Inglaterra; toda Europa contra Francia. Al principio la extraordinaria preparación del ejército francés da algunos triunfos a Luis XIV, pero los aliados y el agotamiento de Francia hace que pese a que habían conseguido entrar hasta Barcelona, tienen que retirarse y pedir la paz, por la presión en el norte. Además  Luis XIV pensando en la herencia de Carlos II devuelve lo conquistado para asegurar las posibilidades de sus nietos, que lo eran también de su esposa María Teresa, hermana de Carlos II, pudieran acceder al trono español, por lo que se  devuelve a España Luxemburgo y varias plazas en Flandes, con la esperanza de pronto recuperarlo todo.
Mariana de Neoburgo
En España crecía el desaliento: las derrotas militares, la incapacidad de los políticos, la torpeza del rey hacen que, por primera vez, aparezcan pasquines ofensivos al rey, que además no tenía sucesor: ni hijos, ni hermanos ni primos o tíos varones. Ya  viudo de María  Luisa de Orleans y vuelto a casaron con  Mariana de Neoburgo no había sido capaz de concebir hijos. Por entonces era frecuente en Europa atribuir la infecundidad a hechizos, idea que surge no en España sino por parte del Emperador Leopoldo de Austria, esto hace que hasta el propio rey se lo crea y se somete a exorcismos y otras brujerías absurdas a las que la Iglesia y  la Inquisición se opusieron siempre. El recurso al encantamiento muestra la decadencia de la España del momento que ya no esperaba nada del mundo y que pensaban que solo un milagro podía salvarlos.  
Leopoldo I de Austria

El fin de la dinastía 

Los  exorcismos no sirvieron para nada, la descendencia real era imposible y había que buscar un heredero fuera, de forma que se plantea el problema sucesorio. 
María Teresa de Austria
Margarita de Austria

Carlos II tenía dos hermanas casada con sendos monarcas, María Teresa casada con Luis XIV de Francia y Margarita con Leopoldo I de Austria. Ambas  habían renunciado a una eventual sucesión española, pero alegando causa de fuerza mayor aquellas renuncias podían ser inválidas. María Teresa era la mayor, pero la introducción de sus descendientes implicaba un cambio de dinastía. Los  hijos de Margarita podían alegar que descendían de los Reyes Católicos con los mismos derechos que los Austrias españoles. Pero no solo entraba la cuestión jurídica sino la política: una solución nos acercaba a Francia y otra al Imperio. Aceptar  la rama francesa nos evitaba la enemistad con Francia, país que nos había causado las más grandes desgracias. Las  ambiciones francesas sobre Cataluña demostraban que era mejor acercarse a Francia, pero la tesis austriaca contaba con la simpatía de la reina Mariana de Neoburgo cuya influencia en su esposo era grande. Portocarrero y Oropesa, se inclinaron hacia una tercera solución menos lógica  pero menos comprometida: el derecho a la herencia de María Antonia, nieta de Felipe IV casada con el elector de Baviera, José  Fernando, declarando sucesor a su hijo José Fernando. Esto  implicaba un cambio de dinastía, los Wittelsbach de Baviera, que nos dejaba a salvo de los intereses franceses y austriacos. 
María Antonia, nieta de Felipe IV
En 1696 el rey está gravemente enfermo. Por consejo de sus ministros hace testamento a favor de José Fernando de Baviera con gran disgusto de Francia y Austria que se habían empezado a organizar el reparto de España, pero esta solución fracasa porque Fernando de Baviera muere en 1699 y hay que volver a elegir entre Francia y el Imperio. Los  políticos se dividen, Oropesa es pro imperial y Portocarrero pro francés, Carlos II sumido en un mar de confusión consulta al Papa que tampoco acaba de decidirse, los embajadores de Austria, Harravh, y de Francia, Harcourt, trabajaban sin descanso en la Corte de Madrid.Comprando, halagando, amenazando y suplicando va a ser la actividad diplomática la que decida la herencia. El  embajador austriaco se mostró violento e intransigente indisponiéndose incluso con la reina con la que perdió su principal apoyó. El  francés en cambio aparece suave y prometedor, explotando la generosidad francesa en La Paz de Ryswick y fomentando la enemistad de la reina con el austriaco. En  1700 el rey se sintió mortalmente enfermo y legó sus estados a Felipe de Borbón, duque de Anjou, nieto de Luis XIV. 
Felipe de Borbón, Duque de Anjou
Felipe V de España.

2 comentarios:

  1. Mi trabajo consiste en recoger los apuntes de las clases,no es ningún mérito mío. Mi única labor es encontrar las fotografías, etc y subirlas, que le verdad lleva bastante tiempo.
    Gracias de todas formas. Un abrazo

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