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viernes, 30 de noviembre de 2012

CLASE DE HISTORIA



LOS REYES CATÓLICOS 


Genealogía de los Reyes Católicos
Desde el Tratado de los Toros de Guisando en 1468, el problema sucesorio parecía solucionado, pero quedaba el tema del matrimonio, que cobró desde aquel momento una gran importancia en la convicción de que el matrimonio de Isabel decidiría qué dinastía reinaría en Castilla y otro aspecto importante era la posibilidad de llevar a cabo  la unión con un reino peninsular. Había dos candidatos: el rey de Portugal, Alfonso V, cincuentón y viudo y el príncipe de Aragón Fernando de 16 años.
Los toros de Guisando
Alfonso V de Portugal
A la cabeza de los que propugnaban el matrimonio portugués estaba el marqués de Villena, que poseía tierras que reclamaba el rey de Aragón y que perdería si reinaba un aragonés en Castilla y que además era contrario al Almirante Enríquez, suegro de Juan II de Aragón que vería así a su nieto Fernando, Rey de Castilla. Los intereses jugaron un importante papel en la formación de los dos partidos pero ambos tenían en común el deseo de engrandecer Castilla y de realizar el sueño renacentista de la unidad española.

Villena convenció a Enrique IV  de la precedencia de una vinculación portuguesa, pero Isabel personalmente se decidió por su primo Fernando de Aragón. Sus partidarios, el Arzobispo Carrillo, el Duque de Alba y el Almirante de Castilla Enríquez, se encargaron de arreglar las cosas. Parece ser que fue el obispo de Segovia quien falsificó la dispensa pontificia para el matrimonio. El matrimonio tuvo lugar en Valladolid en 1469, después de haber sido preparado con el mayor sigilo. Enrique IV, que no lo esperaba, se sintió engañado y denunció el tratado de los Toros de Guisando y deshereda a doña Isabel en beneficio de su hija Juana
Arzobispo Carrillo
Escudo de Armas del Almirante Enriquez
Entre 1469 y 1474 transcurren cinco años de una extraña guerra civil en la que no hay ningún encuentro armado, tanto por la característica indecisión de Enrique IV como por el interés de Isabel de no actuar contra su hermanastro el rey. En general las tierras de la meseta norte: Segovia, Valladolid, Medina son hostiles al monarca y simpatizan con los príncipes mientras que la meseta sur; Toledo, Ocaña son fieles al monarca, que no se mueve de allí. Cuando muere Enrique IV en 1474  la legitimidad sucesoria parecía estar a favor de Juana la Beltraneja , pero Isabel y Fernando llegaron a reyes más por la voluntad del pueblo que por la fuerza de las leyes. Su  cronista Hernando del Pulgar defiende la doctrina de que si Dios les dio el éxito eso garantizaba sus derechos.
Isabel de Castilla y la Beltraneja
La Concordia de Segovia

Apenas desaparecido Enrique IV, Isabel, obrando con una rapidez y energía extraordinarias se hizo coronar en Segovia como reina de Castilla, pero las primeras dificultades no vinieron de sus enemigos sino de su propio esposo, que a la muerte de Enrique pretendió ocupar el trono con entera propiedad. Los historiadores aragoneses defienden que el príncipe quería resolver un problema jurídico: con sucesión femenina podían alegar derechos tanto Isabel como Juana, con el consiguiente peligro de discordia en el reino; admitida únicamente la sucesión masculina, nadie podría mostrar mejores derechos, porque era el único varón de la dinastía Trastámara. Una comisión de arbitraje se encargó de encontrar la fórmula de cogobierno y dictó la llamada Concordia de Segovia. La herencia del reino correspondía a Isabel y llevaba aparejada la “propiedad de Castilla”; solo la reina podría disponer de su patrimonio, dirigir la administración y ceder la herencia a sus descendientes. Pero en la labor de gobierno, la dirección política y la administración de justicia, las atribuciones serían idénticas para los dos cónyuges. En suma Isabel administraría y los dos gobernarían.
Firma de la Concordia de Segovia
Fernando e Isabel ejercieron la realeza juntamente, sin que se registrara entre ellos ni una leve desavenencia en treinta años de reinado. Casi nunca es posible precisar qué decisiones son de una o de otro. La divisa del yugo y las flechas, símbolo renacentista de la unidad, ideados al parecer por Nebrija, muestra la perfecta compenetración en beneficio de la unidad de España.
Mapa de la Corona de Castilla
La guerra de sucesión

Juana, niña de 12 año, nada hubiera podido hacer sin la ayuda de partidarios poderosos: el duque de Arévalo, que tenía en su poder a la princesa, el nuevo marqués de Villena que era primo de Arévalo, decidieron jugar su baza y organizaron un partido nobiliario, consiguiendo que la mayor parte de la nobleza su pusiera de su lado ya que pensaban que, el triunfo de Isabel y Fernando representaba el fin de la oligarquía señorial. Para asegurar el éxito acudieron a Alfonso V de Portugal proponiéndole un enlace con Juana que uniría los dos reinos. Además  se buscó una alianza con Francia que neutralizaría la ayuda aragonesa. Isabel y Fernando contaban con el apoyo de la mayoría de la Iglesia, las ciudades y Juan II de Aragón y en general con las clases populares.
Juan II de Aragón
La  guerra de sucesión 1475-1479 representa al mismo tiempo un conflicto dinástico, civil, social, político e internacional porque intervienen: Portugal, Aragón y el apoyo de Francia a Juana. 
En un principio el bando de Juana contaba con ventaja porque podía disponer de más fuerzas y Alfonso V contaba con su propio reino como retaguardia y un ejército organizado; Aragón apenas podía intervenir debido a su guerra con Francia y las disputas internas del reino. Fernando e Isabel tenían que improvisarlo todo. El portugués penetró por Extremadura y cayó sobre la meseta del Duero buscando unirse a la tropas del duque de Arévalo; sin embargo esta operación fue un fracaso porque les condujo a operar sobre la zona de Castilla donde la burguesía tenía más fuerza, la Meseta Norte, dejando de lado las zonas del sur donde la nobleza tenía más poder. Por  otra parte la nobleza tenía el problema de hacer frente a las revueltas de sus siervos que eran partidarios de Isabel, tal como le ocurrió al marqués de Villena.
Los portugueses obtienen algunos éxitos iniciales, pero pronto comprueban la desventaja de combatir en territorio enemigo. Mientras  Fernando va improvisando un ejército con los fondos que Isabel consigue viajando infatigablemente por el reino, convenciendo a ciudades y prelados. En  1476 Fernando estaba en condiciones de pasar a la contraofensiva ganando la Batalla de Toro que resultó definitiva y dos años después con la derrota de Albuera, Alfonso V de Portugal tiene que salir derrotado de Castilla.
Batalla de Toro
Paz de Alcacovas
Las negociaciones llevadas a cabo cerca de Alcántara, Paz de Alcacovas y luego en Toledo, dieron como resultado el mutuo reconocimiento de los Reyes Católicos como reyes de Castilla y Alfonso V, de Portugal; las fronteras no sufren variación y Juana entra en un convento de Lisboa ; también  se llega al acuerdo de que los castellanos tienen derecho a las Canarias y Portugal adquiere el derecho de expandirse por Fez y Guinea, que era el camino a la India, ya que las carabelas portuguesas bordeaban África camino de esos territorios. De  esa forma Portugal llegaría por la ruta africana hasta el Índico y al Extremo Oriente y Castilla a América.

En 1479 muere Juan II de Aragón y su hijo Fernando, ya rey de Castilla, toma posesión de sus estados a los que hay que unir las Baleares y Sicilia. En Castilla reinan los dos esposos, pero en Aragón Isabel es la mujer del rey. A  partir de este momento empieza a mencionarse la palabra España para hablar de los dos reinos unidos. Otras tres unidades políticas   subsistían en la península: Granada, Navarra y Portugal, destinados a englobarse tarde o temprano en la monarquía hispánica. La política de los Reyes Católicos- con el objetivo de lograr su fin - sería clara: con los reinos cristianos, enlaces matrimoniales que operasen la unión pacífica por la ley de la herencia y con el reino musulmán la guerra para llevar a cabo la unión por derecho de conquista.
En un primer momento los Reyes Católicos pretendieron casar a su heredero Don Juan con la joven reina de Navarra, Catalina, pero los nobles navarros prefieran casarla con un noble francés, Juan de Albret, conde de Bearne, aunque  de todos modos, Navarra acabaría siendo conquistada y unida a Castilla. 
Escudo de la corona de Castilla
En cuanto a Portugal, los matrimonios concertados sufrieron una serie de muertes prematuras y no se registra una herencia común hasta los tiempos de Felipe, cuando Portugal contaba ya con una larga y gloriosa tradición como Estado moderno. En un principio los reinos se unían en la persona del rey, es decir que obedecían a una misma persona. Cada  reino conservó su propia constitución jurídica, política e incluso social. Los reinos americanos fueron anexionados a Castilla por lo que aragoneses, valencianos y catalanes quedaron excluidos de la empresa americana. Los reinos aragoneses conservaron más privilegios que Castilla, mucho más sometida al poder real. Solo con el siglo XVIII comienza a fondo el proceso de unificación jurídica de lo reinos españoles.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias, no nos sobra un repasillo a los orígenes jurídicos de España.

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  2. Muchas gracias s por visitarme. Tengo pendiente un comentario en tu blog. En cuanto me siente un rato con tiempo te lo envío.
    Un abrazo

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