POLÍTICA DE CARLOS V EL PRÍNCIPE FELIPE .
Carlos V |
Según apuntes de Luis Crovetto,ponente en estas clases
PRIMER MATRIMONIO DEL PRÍNCIPE FELIPE
A partir de 1541 Carlos V empezó a considerar la necesidad de casar a su heredero para asegurar la sucesión dinástica y fortalecer las alianzas internacionales. El Emperador pensó inicialmente en la francesa Juana de Albret, heredera del Bearne, una rica región situada al sur de Francia, pero el proyecto fue vetado por Francisco I, ya que si el Bearne caía en manos de Carlos V, este podía poner en peligro la unidad territorial de Francia,
Juana de Albret |
El propio príncipe presentó dos candidatas a su padre, María Tudor y su favorita, María Manuela de Portugal, La preferencia del Príncipe Felipe por María Manuela pudo estar motivada por la juventud de ésta y por el recuerdo de su madre, la emperatriz Isabel, que también era portuguesa. El Emperador accedió a los deseos de su hijo e inició los trámites con la corona portuguesa. Para el Emperador, Portugal suponía un buen aliado frente a Francia y, además alberga a esperanzas de conseguir una buena dote.
Juan III el Piadoso |
Catalina de Austria |
Al principio de 1543 se fijaron las capitulaciones matrimoniales, en las que además se incluía el matrimonio del heredero portugués con la hija de Carlos V, Juana de Austria. Desde ese momento se iniciaron los trámites con el Papado para obtener la necesaria dispensa que permitiera el enlace entre los primos hermanos. La dote fue fijada en trescientos mil ducados.
El matrimonio por poderes se celebró en Portugal el 12 de mayo de 1543. El representante del príncipe Felipe fue Luis Sarmiento de Mendoza. Tras las primeras celebraciones, la Princesa emprendió viaje para encontrarse con su futuro esposo; en este viaje estuvo escoltada por el duque de Braganza y el Arzobispo de Lisboa. Por su parte el Emperador eligió a Juan Alfonso de Guzmán, duque de Medina Sidonia y a Martínez Silíceo, obispo de Cartagena, para recibir a la Princesa. Tras encontrarse ambas comitivas, una serie de incidentes diplomático estuvieron a punto de hacer fracasar el proyecto.
Martinez de Silício |
Juana la Loca |
LA REGENCIA DE LOS REINOS PENINSULARES Y LA FORMACIÓN INTERNACIONAL DEL PRÍNCIPE DE ASTURIAS.
Tras la muerte de María Manuela, y poco después del Cardenal Tavera, Felipe se dedicó de lleno al gobierno. En 1546 falleció Juan de Zúñiga, que había acompañado al príncipe desde su infancia; y el 10 de mayo de 1547 murió Francisco de los Cobos. De sus principales consejeros sólo el Duque de Alba estaba vivo, pero en 1546 fue llamado a Alemania por el Emperador para preparar una nueva campaña contra los protestantes. El Emperador puso a nuevos consejeros al lado de su hijo, entre los que se encontraban Fernando de Valdés y Luis Hurtado de Mendoza. Pese a la importancia que estos hombres tuvieron en la Corte, el príncipe no dependió de ellos como de los anteriores, sino que empezó a tomar sus propias decisiones. Para reforzar la autoridad del príncipe, Carlos V lo nombró Duque de Milán el 16 de septiembre de 1546.
Luis Hurtado de Mendoza |
Felipe aconsejó en repetidas ocasiones al Emperador que moderase sus gastos, ya que la población no podía seguir pagando sus grandes empresa. Felipe y Francisco de Cobos, opinaban que el sistema impositivo debía mejorarse, y a través de todos los medios a su alcance intentaron hacer frente a los costosos gastoso militares a los que estaba sometido del Imperio, vendiendo juros, arrendando impuestos y solicitando subsidios en las Cortes. La situación económica era desesperada y a pesar de los esfuerzos la economía se desmoronaba; ni siquiera la llegada de la plata de América podía paliar la mala situación de las finanzas del reino. En 1546, todas las rentas estatales estaban empeñadas hasta 1550. Felipe escribía a su padre, el 20 de diciembre de 1546, mostrándole su preocupación: “De manera que a lo que yo siento, y a lo me significado el Comendador Mayor antes de su indisposición, para decir verdad a Vuestra Magestad como de debe decir, esto se puede tener muy acabado. Ny se sabe de donde ny como se cumpla y buscar arbitrios y formas de donde se encarescer, y esto se tiene por cierto que principalmente ha puesto al Comendador Mayor en el estado en que está, y aggravado su mal”
Felipe actuaba como Regente de unos reinos que suponían el corazón del Imperio de su padre. Castilla tenía entonces una población de unos 5.000 millones de personas y la Corona de Aragón aproximadamente un millón y medio. A pesar del carácter agrario de la economía, el Regente se veía obligado a importar grano de forma regular para asegurar el abastecimiento de los mercados. La expansión demográfica que se produjo en la primera mitad del siglo XVI acentuó aún más los problemas de abastecimiento de la población. Tanto el Regente como su gobierno se preocuparon por encontrar una solución a los problemas de su pueblo. Se adoptaron leyes para regular la mendicidad, se crearon hospitales para los necesitados y en las universidades se debatía sobre el problema de las pobrezas. Otros grandes debates de la época eran los indígenas de América y la situación de los judíos conversos. En lo referente a América, el príncipe se mostró partidario de la postura de Bartolomé de Las Casas. En cuanto al problema de los conversos, Felipe se mostró decidido a luchar contra el antisemitismo de algunos altos cargos, como el Obispo Silíceo que en 1546 había emitido un estatuto por el que obligaba a probar la limpieza de sangre a los aspirantes al cabildo toledano. Felipe suspendió el estatuto.
Bartolomé de Las Casas |
La marcha del Príncipe Felipe provocó las protestas de las Cortes de Castilla que llevaban años sin su Rey y que temían perder también a su Príncipe. El Archiduque Maximiliano, sobrino del Emperador, quedó al frente de la administración de los reinos peninsulares. El archiduque desembarcó en Barcelona en la flota de Andrea Doria, que esperó en el puerto a la llegada del Príncipe Felipe para llevarlo a Italia, de donde pasó a los Países Bajos. En septiembre de ese año, el archiduque Maximiliano contrajo matrimonio con su prima María de Austria.
Las ciudades italianas recibieron con grandes festejos al séquito del Príncipe Felipe, el cual dejó una grata impresión. El príncipe disfrutó de los festejos que se hicieron en su honor y se destacó tanto en los bailes como en los torneos. En este viaje por Italia conoció al gran pintor Tiziano, al que encargó algunos retratos. A finales de enero de 1549 la comitiva abandonó Italia. En Trento, a donde llegó el 24 de enero, el príncipe fue recibido por los prelados dependientes de Carlos V que participaban en el Concilio y por el joven Mauricio de Sajonia, con el que el príncipe entabló una buena relación. El viaje hacia los Países Bajos duró seis meses llenos de festejos. En abril de 1549 llegó a Bruselas, donde se reunió con su padre y con el principal consejero de este, Granvela. La reina María de Hungría, hermana de Carlos V y regente de los Países Bajos, dio una gran fiesta a los viajeros.
Granvela |
Maria de Hungría
Felipe y Carlos pasaron tres meses en Bruselas debido a la mala salud del Emperador. El príncipe Felipe tuvo dificultades con el idioma, lo que hizo que los nobles locales se formaran una mala impresión inicial. Pero el joven príncipe supo adaptarse a la situación y se ganó el favor de los nobles gracias a su participación en los festejos. Felipe entró en contacto con los principales nobles del territorio, los cuales tendrían un papel destacado en la política europea de los próximos años. Allí conoció a Guillermo de Orange y a Lamoral de Egmont, entre otros jóvenes dirigentes. Parece ser que Felipe mostro un especial interés por la hermosa duquesa de Lorena. Finalmente, el12 de julio Carlos V emprendió con su hijo el viaje por los Países Bajos. Guillermo de Orange Lamoral de Egmont Duquesa de Lorena |
El 8 de julio de 1550 Carlos V y su hijo llegaron a Augsburgo para la apertura de la Dieta Imperial. Felipe participó en las sesiones políticas de la Dieta, en la que se debatió sobre los problemas religiosos de Alemania y la posibilidad de una invasión turca por el Danubio. En la Dieta se estableció el respeto a la fe luterana en Alemania y se acordó que las disputas religiosas fueran llevadas al Concilio de Trento.
Tiziano |
La estancia en los Países Bajos y Alemania se prolongó hasta mayor de 15511, fecha en la que Felipe regresó a la península Ibérica para hacerse cargo del gobierno. El príncipe había pasado dos años en el Imperio, rodeado de protestantes con los que había participado en fiestas de todo tipo. El viaje del príncipe fue considerado como un gran éxito por parte de la Corte, aunque Felipe cometió numerosos errores y su desconocimiento de los idiomas supuso un problema para su integración en las reuniones.
En el verano de 1551 Felipe llegó a Barcelona, donde permaneció algunos días a la espera de su primo Maximiliano. Tras despedirse de su primo, emprendió viaje a Zaragoza y posteriormente hacia el norte, alcanzando Tudela el 19 de agosto. Allí, fue jurado como señor de Navarra. En el otoño de 1551 llegó a Valladolid, desde donde se hizo cargo del gobierno de forma directa. Su padre, convencido de la capacidad de gobierno del príncipe, le pidió desde entonces opinión en todos los asuntos importantes, sin dar consejos ni instrucciones y confiando en el criterio de su hijo.
Mauricio de Sajonia |
Ese mismo año la hermana pequeña de Felipe, Juana de Austria, marchó a Portugal para casarse con el heredero al trono luso, el príncipe Juan, heredero de Juan III. El matrimonio fue breve por el fallecimiento del príncipe, pero nació un hijo, Sebastián, futuro rey de Portugal. En 1552 y 1555 fueron años desastrosos para Carlos V. Los protestantes alemanes se aliaron con Enrique II y el Emperador perdió las plazas de Tolón y Verdún, y fue humillado en Merzt. En la batalla de Innsbruck el Emperador estuvo a punto de caer prisionero de las tropas de Mauricio de Sajonia.
En 1555 fue elegido papa el italiano Giamprietro Caraffa, bajo el nombre de Pablo IV, enemigo acérrimo del Emperador.
En 1555 fue elegido papa el italiano Giamprietro Caraffa, bajo el nombre de Pablo IV, enemigo acérrimo del Emperador.
Pablo IV |
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