MUELLE DE ARRILUCE.GETXO.VIZCAYA. ACUARELA DE PALOMA ROJAS

viernes, 7 de diciembre de 2012

CLASE DE HISTORIA



MODO DE GOBERNAR DE LOS REYES CATÓLICOS 

Apuntes proporcionados por D. Luis Crovetto, ponente de estas clases.
Fernando II de Aragón, Rey Católico
Isabel de Castilla, La Reina  la Reina  Católica

POLÍTICA INTERIOR


Fernando e Isabel reinaron y gobernaron. Las grandes decisiones de política interior y exterior adoptadas en su época partieron o fueron autorizadas por ellos, pero la gran complejidad de asuntos y escenarios no permitía su directa actuación en todos ellos por lo que muchos asuntos eran delegados en otros organismos de gobierno. Además de los Corregidores en los municipios estaban los Pesquisidores y Veedores, enviados con plenos poderes a fiscalizar y poner orden en una comarca determinada. Para la administración de justicia y evitar las continuas apelaciones que llegaban a sus personas establecen las Audiencias o Chancillerías que radicaban en Valladolid, Santiago y Granada, y para Aragón en Zaragoza. Los Oidores entendían de las cuestiones civiles y los Alcaldes, del crimen en las criminales.
Muy importante es la reforma del Consejo Real, acordada en las Cortes de Toledo en 1480. El Consejo era una institución muy antigua formada por nobles y altos cortesanos que asesoraban al monarca, pero los Reyes Católicos lo convirtieron en un cuerpo regular y estructurado; lo presidia un prelado y lo formaban tres caballeros y ocho juristas- el número de estos últimos se irá haciendo mayor con el tiempo-; los juristas proceden del patriciado urbano o de la clase media y van a constituir el principal apoyo de la política de los monarcas y sustituirán a los miembros de la nobleza en su papel de asesores y consejeros. Universitarios conocedores de la leyes y la economía, expertos en diversas cuestiones, serán el nervio de la nueva administración. Pronto el Consejo se dividirá en Salas: Estado (asuntos exteriores) Hacienda, Justicia, Santa Hermandad (orden, interior). A finales del reinado y con los sucesivos monarcas, las salas constituirán Consejos independientes y son la primera piedra de la maquinaria del Imperio español.
La santa Hermandad
En cambio con los Reyes Católicos decaen las Cortes, que representaban a los tres estamentos que constituían la sociedad: nobleza, clero y pueblo llano; entre otras cosas porque nobleza y clero van quedando al margen de las preocupaciones políticas y al mismo tiempo disminuye la autonomía municipal. Los Reyes Católicas reunen las Cortes de Castilla diez veces en 40 años y las de Aragón 9, en 34 años.
En resumen la idea que nos queda de la política interior de los reyes es la de unidad conseguida a través de un nuevo Estado, un cuerpo de funcionarios capaz de llegar a todas partes y de fiscalizarlo todo. Un ejército profesional que será el elemento primordial de la acción exterior. Este sentido de profesionalización es fundamental, antes apenas se podía decir de nadie que era militar o político.

LA HACIENDA

El nuevo Estado con su red de funcionarios necesitaba apoyarse sobre una sólida base económica. Sin dinero abundante no habría sido posible un Estado fuerte. En las cuentas de la época se ven especificados dos tipos de valores; ducados y maravedíes. El ducado era una moneda veneciana de un peso de 2,25 gramos y equivalía a 375 maravedíes. El jornal de un obrero oscilaba de 20 a 55 maravedíes, un funcionario cobraba entre 5.000 y 15.000 maravedíes al mes, un kilo de pan valdría 4 maravedíes y un kilo de carne 40. Un caballo no costaba menos de cincuenta ducados. Pero se trataba de valores, no de monedas ya que los reyes acuñaron las excelentes: monedas de oro de 435 maravedíes de valor y sobre todo reales de plata. El real equivalía a 34 maravedíes con sus divisores de cuartos y ochavos, eran las monedas de uso corriente, mientras que las blancas de vellón acuñadas por Enrique IV que valían 1/2 o 1/3 de maravedí equivalían a los céntimos actuales.
Ducados
Medio Maravedí
Cuando Isabel y Fernando suben al trono una de sus mayores preocupaciones fue poner en orden la Hacienda y vigilar todas las fuentes de ingresos de la Corona. La Alcabala era el tributo más ordinario y gravaba el 10% de todas las ventas. La Bolla, en los reinos de Aragón, era el impuesto similar. El contador mayor del reino, Alonso de Quintanilla, y uno de los hombres más eficaces al servicio de los Reyes, organizó la Hacienda de forma espectacular llevando a cabo un auténtico catastro de la riqueza del país, de forma que en 1478 los ingresos de Castilla eran 24 millones de maravedíes, en 1482 era 156 millones y a finales de siglo 300 millones. A  esto hay que añadir las nuevas rentas que revertían en la Corona, como las de los maestrazgos de las Órdenes militares. Posiblemente  hacia el año 1500 las arcas del Estado recibían ingresos superiores al millón de ducados anuales.
Firma de Alonso de Quintanilla

LA POLÍTICA ECONÓMICA
Además de fomentar la política hacendística los Reyes se preocuparon de la economía en general alentando la producción y reglamentando cuidadosamente ferias y mercados sin comprender que ese afán reglamentista de dirigirlo todo, más que una ayuda, resultó un entorpecimiento, aunque lo que pretendían era cortar los abusos.

Su mayor preocupación fue favorecer la producción industrial y el comercio de la lana. La lana merina de las ovejas castellanas era la principal fuente de riqueza del reino. La Mesa regulaba la organización de los rebaños, sus migraciones, sus cañadas o vías de paso. La política oficial tendió a favorecer a los ganaderos en detrimento de los agricultores. Una política que resultó equívoca pero que en criterio de la época tenía su razón de ser. Las famosas ferias de Medina del Campo, Villalón y Rioseco se encargaron de dar salida a la riqueza lanera. 
Feria de Medina del Campo
El Consulado del Mar establecido por los Reyes en Burgos en 1493, distribuía los envíos y organizaba fletes en Bilbao, Castro Urdiales, Laredo o Pasajes; embarcaba la lana en carracas castellanas o en urcas flamencas rumbo a Nantes, Amberes, Brujas o los puertos de la Hansa germánica. 
Carracas
Urcar

En las ciudades portuarias francesas y flamencas había mercaderes y banqueros de apellidos castellanos. Había un entramado comercial que iba desde la organización de los rebaños en Extremadura hasta los telares de los Países Bajos. Una parte de la lana no se exportaba sino que iba a los telares de Segovia o a las hilaturas de Valladolid, donde los gremios artesanos producían manufacturas de gran calidad aunque poco exportables por ser sus precios más caros que los extranjeros. La política económica de los Reyes Católicos favoreció a los propietarios de rebaños, fundamentalmente nobles, los burgueses dedicados al comercio o al trasporte, a los artesanos y operarios de los gremios e incluso a los pastores y a los marinos norteños, es decir a diversos núcleos de población. Pero el error es que los españoles tenían que importar la propia lana convertida en paños en los Países Bajos.

Plano de la Lonja de Valencia on un Pabellón del Consulado del mar.

La agricultura se resintió debido a la preferencia otorgada a los ganaderos. Además, España era un país de cosechas inciertas. La  sequía obligaba muchas veces a establecer tasa de trigo, lo que llevaba al mercado negro. De  hecho se tenía que recurrir a Sicilia, patrimonio de don Fernando, y gracias a ello se conjuró el fantasma del hambre en Castilla, aunque el pan nunca fue barato.
La fórmula lana castellana- trigo siciliano tal vez no fue la más acertada pero representó una solución. España nunca fue un país rico pero gracias a la política de los Reyes Católicos, el desarrollo de la economía española en su conjunto llegó a un nivel nunca logrado hasta entonces. 

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