Apuntes de la clase impartida por D. Luis Crovetto
Al mismo tiempo que se produce el desastre en Barcelona, Portugal deserta de la Monarquía Hispánica.
La razones son fáciles de comprender aunque en el siglo XV era más previsible la unión con Portugal que con Aragón ya que la monarquía lusitana no puso ninguna objeción a la política matrimonial de los Reyes Católicos encaminada a encontrar un heredero común. El príncipe Alfonso primero y luego, en dos ocasiones Don Manuel el Afortunado se avinieron a entroncar con princesas castellanas.
Más tarde Carlos V se casa con Isabel de Portugal. Pero el heredero común no surgió hasta 1580 cuando los portugueses habían colonizado la India y escrito Os Luisiadas y el principio renacentista de las nacionalidades había conferido a Portugal una fuerte personalidad y una historia larga y gloriosa. La unión de 1580 fue forzada y con intervención militar. Felipe II fue escrupulosamente respetuoso con los interesé portugueses y sus costumbres y leyes además de nutrir de portugueses su corte de Madrid. Fue Felipe III quien en 1609 permite a los holandeses utilizar territorios hasta entonces de monopolio portugués. Fue un gran acierto el viaje que hace en 1619 a Lisboa donde, los portugueses recibieron al rey con júbilo esperando que sus intereses fueran atendidos; además se comentaba entonces que la Corte se trasladaría por temporadas a Lisboa, pero la enfermedad del rey deja a los portugueses abandonados antes de que empezar a plantear sus peticiones.
Luego no hacen más que aumentar las distancias, debido al centralismo de Olivares y los crecientes agobios tributarios y por las continuas guerras que la Monarquía emprendía y que perjudicaban los intereses comerciales de Portugal y la seguridad de sus colonias. Si los portugueses en un momento, pensaron que la fuerza española iba a ser garantía de seguridad, ahora piensan lo contrario y llegan a la conclusión que la anexión era contraproducente.
Manuel el Afortunado |
Felipe III |
El descontento comienza con la sublevación de Évora en 1634, que es reprimida duramente, pero el aumento de los impuestos hace que la sublevación se extienda al grito de:¡Viva Juan IV, abajo los impuestos! El ejemplo catalán ánimo a los portugueses y el duque de Braganza, a quien el rey había confiado las tropas de Portugal, se ve prácticamente obligado por el pueblo, primero a encabezar la rebelión y luego a ceñir la corona. En Portugal no hubo minorías exaltadas; fue una revolución seguida por todos y que obliga a Olivares y Felipe IV a aceptar los hechos consumados.
Por otra parte el gobierno de Madrid no podía hacer frente a tantos problemas: la guerra en Europa y la sublevación de Cataluña, además de las tensiones con Francia, Inglaterra y Holanda. De hecho el gobierno español no pudo dedicarse al problema portugués hasta 1660, cuando ya era muy tarde para solucionarlo.
Juan IV, proclamado Rey de Portugal |
Otros movimientos secesionistas
Los sucesos de Cataluña y Portugal provocaron una reacción en cadena en Andalucía, Navarra, Sicilia y Nápoles; parecía que la Monarquía Hispánica, primera potencia del mundo hasta el momento iba a quedar descuartizada de un momento a otro.
Los intentos de Andalucía y Aragón son minoritarios, planeados por miembros de la alta nobleza y no trascienden a nivel popular; por el contrario los movimientos italianos tienen carácter popular y obedecen a motivos económicos. De hecho en España son los plebeyos quienes intentan el levantamiento y en Italia son los nobles quienes lo sofocan.
El intento andaluz va ligado a los hechos de Portugal. El duque de Medina Sidonia, uno de los hombres más ricos del país y hermano de la nueva reina de Portugal, iba a ser proclamado rey de Andalucía. El autor de la conjura era el marque de Ayamonte, pariente de Median Sidonia, que mantenía relaciones con sus vecinos del otro lado del Guadiana. Portugal apoyaría el movimiento; poco podían hacer las tropas reales porque sus jefes en Andalucía eran precisamente los conjurados, pero el secreto trasciende a Madrid y Olivares puede actuar a tiempo. Ayamonte es ejecutado y Median Sidonia, pariente de Olivares salvaría la vida pero es desterrado. La falta de apoyó popular hizo que la conjura, una vez descubiertos los cabecillas fuera desarticulada.
En Aragón la situación es parecida porque la reacción del pueblo fue de fidelidad al rey, la conjura se redujo a un grupo de nobles, el marqués de la Vega y el que pretendía ser de Aragón, el duque de Hijar, que al parecer, no llegó a participar activamente en la conspiración o por lo menos no se pudo demostrar que así fuera. Al parecer en la conjura participaban Portugal y Francia que recibirían como pago Galicia y Navarra respectivamente. La trama, muy complicada, se llevó con torpeza y fue descubierta rápidamente. Vega y Padilla, instigadores del intento, fueron ajusticiados y el duque de Hijar fue hecho preso a perpetuidad. De hecho Aragón fue siempre fiel a la monarquía y además desde allí se llevaron a cabo las camparas sobre Cataluña.
Duque de Medina Sidonia, tomando posesión de una ciudad de Algarbe |
También en Navarra hubo un intento secesionista llevado a cabo por un capitán de coraceros llamado Iturbe. Pretendía hacer valer los derechos de los Albret, condes de Bearne vinculados con la casa de Borbón.
En Italia la hábil política de Richelieu aprovecha la pobreza del pueblo, explotado por la nobleza, la crisis del comercio Mediterráneo y las malas cosechas para provocar en 1640 un levantamiento anti español. Solo la ciudad de Mesina permanece fiel y el virrey y los funcionarios españoles tuvieron que refugiarse para no ser asesinados. Afortunadamente para España la lucha toma carácter social y la nobleza ayuda a las tropas españolas a restaurar la calma. Más grave fue el levantamiento en Nápoles. La chispa fue un nuevo tributo por la fruta impuesto por el virrey, duque de Arcos, hombre duro y mediocre que nunca supo conectar con los napolitanos. El motín originado en un merado, no parecía que pudiera tener graves consecuencias, hasta que se puso al frente un hombre carismático y de asombrosa facilidad de palabra. Masaniello. El golpe en principio moderado, no se dirigía contra el rey sino contra los impuestos y el duro gobierno del virrey, pero por poca visión política, el movimiento cae en manos de los más radicales con lo que la nobleza acabo poniéndose del lado de España. Masaniello, que toma el poder en la ciudad Nápoles, acabo convirtiéndose en un auténtico dictador aumentando su poder conforme disminuía su popularidad. La llegada de la flota española al mando del bastardo real don Juan José de Austria termina con la sublevación, que se había convertido en una auténtica guerra civil. En 1648 la situación parecía solucionada en todos los sitios salvo Cataluña y Portugal, en España porque la nobleza no había conseguido apoyó popular y en Italia porque la nobleza se asusta ante el cariz de la revolución.
La decadencia de España
Masaniello |
Juan José de Austría |
La Paz de Westfalia en 1648 señala el cambio de mentalidad en Occidente, pero en España podemos decirse que es anterior, porque se pasa de la euforia al pesimismo, de la confianza en los ideales y la victoria final al derrotismo, al escepticismo y el desengaño. El mismo rey viste de luto y en vez de asistir a fiestas y cacerías preside procesiones, visita conventos, desprecia los saraos y apenas se celebran corridas de toros; en 1664 se prohíben las comedias y solo quedan autorizados los dramas religiosos o históricos. El devastador incendio que devoró en poco tiempo el palacio del Buen Retiro, fue todo un símbolo. En los Avisos de Pellicer se advierte un tono pesimista y desengañado por lo que las desfavorables paces de Westfalia y los Pirineos no hacen más que remachar el sentimiento general de derrotismo.
Los españoles tenían una clara noción de su decadencia. Lo peor es que el desastre viene precedido de un optimismo exagerado por lo que el golpe moral fue muy profundo. Los ideales de España habían sido aireados por la generación belicista de1635, la idea de España como brazo de Dios y la convicción de que Dios no pierde batallas, pasa a la idea de que España no solo pierde batallas sino que pierde la guerra. Las causas de la decadencia pueden ser achacadas a los siguientes aspectos:
Una octavilla de la Paz de Westfalia |
- La derrota militar: la incapacidad de mantener el Imperio frente al empuje exterior.
- La despoblación territorial
- La ruina económica
- Sobre todo por un fenómeno moral: la pérdida de la fe en los ideales y el, hecho de que, como dice Palacio Atard, España queda imposibilitada para que pueda otra vez encontrarse a sí misma.
La crisis moral
Empiezan a preguntarse ¿debió España empeñarse por aquellos ideales que la llevaron a la ruina? ¿Eran realmente valiosos? ¿Debería reconstruirse sobré esas ideas o sobre bases nuevas? Con estas preguntas comienza la polémica sobre las dos Españas y entorno al problema de España.
La despoblación
Uno de los más claros problemas de la España del XVII era el demográfico, ya anunciado por Navarrete y el propio Olivares. Según cálculos de la época, en la primera mitad del siglo pierde el 25% del censo y al terminar el siglo los reinos españoles tenían seis millones de habitantes, la mitad que en la época de los Reyes Católicos.
Disminuye la población campesina a costa de la ciudadana. La ciudad atraía a los campesinos hartos de las exigencias de los señores y la meseta castellana que era la zona más poblada queda en inferioridad respecto a la periferia y esto hace que la tendencia castellana al idealismo sea sustituida por una visión más realista y práctica de las cosas propias de la España periférica.
En cuanto a las causas de la despoblación es preciso tener en cuenta no uno sino múltiples factores; por una parte la guerra, sobre todo por la ausencia de varones. La emigración a América- unos 300.000 en el siglo - lo cual supuso falta de brazos para el trabajo de las tierras. La corriente anticlerical achaca a la abundancia de religiosos como causa casi única del descenso de la población. El hecho cierto es que 180.000 personas dedicadas a la vida religiosa supone una cierta baja en las posibilidades de multiplicación de la población. La causa es múltiple. La natalidad era fuerte en el XVII pero más fuerte era la mortalidad especialmente la infantil por el bajo nivel de los médicos, la subalimentación, y las epidemias. Solo la epidemia de 1638 acaba con el 10%. Por ejemplo, Valladolid pasa de 40.000 habitantes a 15.000 y Mediana del Campo en otro tiempo tan floreciente tenía 5.000 y lo importante es que el descenso es de población joven útil.
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