GUERRAS DEL SIGLO XVII. Continuación
Apuntes de la clase de D. Luis Crovetto.
La lucha entre españoles y franceses, además de por las armas, es también dialéctica. Los publicistas franceses Arroy y Ferrier en el Manifiesto de 1635 tratan de quitar la razón a España afirmando que los designios españoles, en el fondo, son pura hipocresía: ansia de dominio universal encubierto en la capa de la religión. Como si Dios sufriese detrimento porque los españoles pierdan la Valtelina. Y partiendo de ahí pasan a construir su propia concepción del mundo, basada en el absolutismo regio, la Razón de Estado, según la cual las naciones no están sujetas a normas de moral objetivas sino que deben buscar en cada momento aquello capaz de engrandecerlas y por último sostienen el principio de coexistencia de una diversidad de políticas nacionales independientes, por lo que un orden europeo basado en unos principios únicos que todos debieran, sería injusto.
Saavedra Fajardo |
La Guerra contra Francia
En mayo de 1635 empieza la etapa francesa de la Guerra de los 30 años. España pone en pie de guerra un Ejército de 40.000 hombres.
A partir de 1636 Olivares concibe la Unión de Ejércitos en la que cada reino aportaría al ejército común proporcionalmente a su censo y posibilidades económicas y este ejército actuaría donde hiciera falta en defensa de los intereses generales de la Corona. Se plantean dos ejércitos: el de Flandes, al mando del Cardenal-Infante y el de España al mando del propio rey acompañado de Olivares. Si Francia atacaba los Países Bajos, desde España se invadiría Francia; si Francia atacaba Italia ambos ejércitos invadirían Francia por el norte y el sur.
Pero los esfuerzos tanto de hombres como de dinero habían dejado exhaustos los recursos del Reino e incluso en Castilla hay oposición a la concesión de nuevos subsidios, por lo que el reclutamiento se hace tarde y mal. Como consecuencia la simultaneidad de esfuerzos se pierde, aunque el ataque del Cardenal-Infante en el norte de Francia, obliga a los franceses a abandonar Italia, pero cuando intervienen los ejércitos de la Península, uno por el País Vasco y otro por el Rosellón los franceses ya se habían repuesto. Además el Cardenal-Infante sin suficiente artillería tiene que ponerse a la defensiva por falta de medios.
El ataque francés a Fuenterrabía fue detenido victoriosamente por el marqués de Mortara con gran pérdidas para los franceses y cuando Richelieu intenta un ataque simultáneo por Flandes, Piamonte y Rosellón, fue rechazado en todas partes sufriendo la dura derrota de Thionville.
España, aunque agotada sigue triunfado en 1639, pero este fue el último estertor del imperio. Meses más tarde sobreviene la catástrofe interior: primero la insurrección en Cataluña, luego la separación de Portugal y los movimientos secesionistas en Andalucía, Aragón, Nápoles y Sicilia. El Conde-duque, desprestigiado, es alejado de la Corte en 1642 y en 1643 los Tercios, jamás derrotados en batalla campal, se rinden después de una heroica resistencia en la batalla de Rocroy seguida en 1646 de la derrota de Lens que fuerza a España a firmar La Paz de Westfalia en 1648 en la que se reconoce la pedida de la hegemonía mundial.
Conde-Duque de Olivares |
El Cardenal Infante |
Vista aerea de Fuenterrabía |
Batalla de Thionville |
Los Tercios en la Batalla de Rocroy
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La crisis de 1640 no fue una derrota exterior sino una crisis interna. Hay un momento en que España parece que se ha desintegrado como unidad política y solo un desesperado esfuerzo de los Castellanos permite la reintegración de todos los reinos, excepto Portugal.
Podemos hablar de revolución de 1640 porque se produce una crisis en todo el Estado. El aumento del poder absoluto y el fasto de la Corte contrastan con una administración anquilosase e ineficaz, el Estado es torpe e ineficaz mientras el criticismo propio del XVII encuentra motivos de censura constantemente, aunque en España muchas veces la crítica no surge del pueblo sino de la nobleza y por otra parte es una reacción periférica contra el centralismo de Olivares. No olvidemos que en época de crisis los particularismos sufren con fuerza por lo que los sucesos de 1640 son deserciones de una empresa común; es la ruptura de la unidad moral.
La crisis es conjurada gracias a la política realista de Luis de Haro, sucesor y sobrino de Olivares, que consigue recuperar lo que parecía irrecuperable, salvo Portugal. Todos los reinos volvieron a la unidad, pero los viejos ideales de España son arrinconados para siempre.
Luis de Haro, detrás de Felipe IV |
Dificultades con la Corona de Aragón
Los reinos de la Corona de Aragón gozaban de un régimen político, y jurídico distinto y se oponían a cualquier intento de unificación que ningún rey, hasta el momento había intentado, pero en el siglo XVII se inicia una cierta tendencia al centralismo como resultado del absolutismo que impera en todo Occidente, Olivares va a ser el portavoz de tendencia centralista.
El alzamiento de Cataluña
El alzamiento de Cataluña
La revolución catalana viene fomentada por la decadencia de la burguesía. y el enfado de la pequeña nobleza que parecía favorecer el bandolerismo- verdadera plaga de Cataluña-porque le favorecía económicamente. Las acciones del virrey contra los bandoleros, hace que se inclinen a favor de Francia, mientras que la burguesía estaba molesta por el incremento de los tributos. Se daba el contrasentido de que el poder central pedía más a Cataluña cuando esta tenía menos. También en círculos eclesiásticos molestaba el nombramiento, cada vez más frecuente de jerarquías no catalanas; el plan de Olivares era nombrar personajes no catalanes para desempeñar altos cargos en Cataluña y mandar catalanes a desempeñar altos cargos en Madrid con el fin de acelerar la fusión de los reinos, pero la medida resulto contraproducente.
Al valido le indignaba la negativa catalana a participar en el sacrificio común, la resistencia a conceder subsidios y a movilizar tropas fuera del Principado y su oposición a toda medida igualatoria. Para Olivares esos privilegios no tenían razón de ser.
Los catalanes estaban indignados por la intromisión en sus fueros, las exigencias económicas y el centralismo. Ellos estaban integrados en la monarquía por un pacto que cumplían fielmente, pero no tenían que asimilarse con la política y el régimen de Castilla y además no podían reprocharles falta de generosidad porque el Principado estaba en bancarrota y no podía dar lo que daba Castilla, en general todo el problema se debía falta de comprensión por ambas partes.
La tensión se acentúa a finales de 1639 cuando los franceses atacan el Rosellón y fue preciso llevar el ejército a Cataluña que con los voluntarios catalanes consigue expulsar a los franceses, pero como la campaña terminó tarde, el ejército tuvo de que quedarse porque además faltaba por conquistar el castillo de Salses.
En la época, el hecho de que un ejército viviese a expensas del terreno que pisaba era normal en todas partes, pero los catalanes no estaban acostumbrados a tener guerras en su terreno y esa imposición les pareció excesiva. El hecho de que unos soldados- Castellanos e italianos - les esquilmaran, hizo que el Ejército, apareciera ante sus ojos más como fuerzas de ocupación que defensores y los incidentes no se hicieron esperar. Lo paisanos atacaban a los soldados cuando los veía robar y estos se vengaban saqueando e incendiando. En 1640 Cataluña vivía en un estado parecido al de guerra civil. El virrey, vizconde de Santa Coloma, catalán pero fiel a Madrid, no estaba contra las violencias y Olivares no aprovecha esas violencias para intervenir y someter a la fuerza a Cataluña.
Castillo de Salces |
El día del Corpus, 12 de junio aquel año los acontecimientos se precipitaron, ese día era costumbre que los payeses acudieran a Barcelona pero ese año llegaron muchos provistos de armas. Los segadores atacaron a los soldados de la ciudad y el virrey fue asesinado y arrastrado por la ciudad. Olivares, que se crecía ante la adversidad, ordenó utilizar la fuerza y en el otoño de 1640 el ejército real avanza desde las fronteras de Aragón y pone sitió a Barcelona.
Pero los catalanes se alían con los franceses y entran y Luis XIII se titula Conde de Barcelona.
Pero los catalanes se alían con los franceses y entran y Luis XIII se titula Conde de Barcelona.
Otra maravillosa lección de Historia. Así es la política, antes ahora y siempre de siempre. Van y vienen, todo les vale con tal de medrar y lo que ahora es, un segundo después, no es. Y así... Perversiones de cualquier clase de gobierno totalitario y no totalitario. ¿Cómo demonios se arreglan para hacer tan poco bien? Y la Francia, y España, y el Vaticano, y el Rosellón y demás, dependiendo del aire que corriese eran amigos, enemigos o pasaban... como ahora y siempre. ¡Dios, qué aburrimiento!
ResponderEliminarEs que el ser humano, dejado a sus pasiones injustas, es aburrido. Se repite constantemente. El mundo cambiaría un poco si los individuos nos decidiéramos a ser honrados aunque no lo fuera ningún otro. Pero hay poca gente valiente y dispuesta a vivir para el bien común. Pero, ojo, existe. Lo que pasa es que no causa escándalo, y por lo tanto no despierta interés. Y el resto del mundo no se entera. Aunque yo estoy convencida de que sus obras tienen eficacia aunque no aparezcan en el periódico, ni en el telediario.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.